La mal llamada…

marzo 21, 2019

MEn ese largo periplo en busca de la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador se distinguió por descalificar a la Reforma Educativa, impulsada como una de las grandes enmiendas constitucionales del gobierno de Enrique Peña Nieto, integrada en el Pacto por México avalado por todas las fuerzas políticas, todas del país el 2 de diciembre de 2012, un día después de que el ex gobernador mexiquense rindiera protesta como Presidente de la República.

Y la calificó como la mal llamada reforma educativa, e hizo propia la acusación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que denostaba a ese esquema de reforma constitucional que se ofrecía como el basamento para impulsar al desarrollo del país, y el papel del magisterio era fundamental, básico, pero la oposición magisterial la consideró una reforma laboral o administrativa más que educativa.

Por supuesto, a la embestida de la CNTE, especialmente en su cónclave en Oaxaca, con alcances nacionales y que amenazaron con descarrilar en el Legislativo a dicha reforma, la respuesta del gobierno federal fue quirúrgica de forma tal que desmanteló espacios clave en la poderosa e influyente CNTE en la sección XXII del SNTE.

Metió a prisión a sus dirigentes, acusándolos incluso de lavado de dinero, despidió a los docentes que abandonaban las aulas para participar en movilizaciones y aplicó sanciones a reincidentes, además arrebató a la CNTE el control del IEEPO (Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca), organismo público del que se había apropiado el grupo del magisterio disidente y desde el cual manejaba y controlaba todo, todo en el ámbito educativo estatal con influencia en otras entidades.

Eran estos personajes, como el actual diputado federal por Morena, Azael Santiago Chepi, Rubén Núñez y Santiago Villalobos, éstos dos últimos incluso estuvieron presos, dueños de un importante brazo de la disidencia magisterial que manejaba millonarios recursos y los destinaba lo mismo para pagarse jugosos salarios por ser representantes sindicales que para apoyo de movilizaciones en la capital del país.

En fin. La historia de la CNTE es pública, como públicos los destrozos que han hecho en el sistema educativo, montados en una organización de tal influencia política que galopa en la impunidad, pese a que algunos de sus líderes, le decía, fueron encarcelados.

Y precisamente cuando a la embestida de la CNTE contra la Reforma Educativa la respuesta del gobierno federal fue la persecución de los dirigentes y el desmantelamiento de la estructura que controlaba al IEEPO, principal fuente de recursos públicos que lograron paulatinamente a partir del gobierno de Heladio Ramírez López y apisonada con largueza por José Murat, Andrés Manuel encontró una veta que apoyaría, como ocurrió, a su campaña en busca de la Presidencia de la República.

A los maestros de la CNTE les ofreció el maná del cielo: libertad de los presos, reinstalación de maestros despedidos, pago de salarios retenidos, devolución de sus bienes de grupo y, lo fundamental, derogar a la Reforma Educativa –la mal llamada la calificó—e impulsar a una nueva que, según consta en sus discursos, el maestro fuera el eje del cambio.

Pero he aquí que la movilización anunciada desde hace varios días y confirmada mediante oficio en papel membretada el pasado fin de semana, se materializó con la marcha y plantón de por lo menos tres mil maestros de la CNTE llegados a la Ciudad de México en las primeras horas de ayer miércoles,  procedentes de Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Puebla y Guerrero.

El motivo de esa movilización anunciada para operar sólo dos días –¿por qué solo dos días?–, es que están en contra de la contrarreforma educativa impulsada por su aliado, el hoy Presidente de la República, quien les habría fallado porque, aducen, no los tomó en cuenta como se habría pactado pero, fundamentalmente, en el dictamen que debió haberse aprobado ayer con el apoyo de todas las bancadas, a excepción aparente de la del Partido del Trabajo, no aparecen las canonjías ofrecidas, como la devolución del control de plazas y el amparo laboral en el apartado B del artículo 123 constitucional.

¿En serio les falló López Obrador, su principal aliado? Bueno, ha habido algunos distanciamientos, es cierto, incluso una rebelión manifiesta cuando el ahora Presidente que les ofreció todo, todo el apoyo en campaña, les pidió desalojar el bloqueo al paso del sistema ferroviario que partía del Puerto Lázaro Cárdenas, Michoacán, y que devino en severos y millonarios perjuicios económicos a la economía local y nacional que está vinculada a ese sistema de transporte en el centro y el bajío del país.

¿La CNTE se ha rebelado contra López Obrador? ¿Les incumplió el Presidente en la contrarreforma educativa?

Con esa chabacanería que le caracteriza cuando hablar de temas delicados se trata, la respuesta se orientaría a una pelea arreglada, el tongo en el que uno y otro de los peleadores hace como que se golpea y uno se deja caer porque ello implica inclinar las apuestas a favor de quienes saben que el que perderá lo había pactado de antemano.

Porque, mire usted, en otros momentos con movilizaciones de miles y miles de opositores al régimen priista, en su inmensa mayoría identificados en esos días violentos con el PRD y luego con Morena, el sistema se preparaba y blindaba al Palacio Legislativo de San Lázaro, se desplegaban los mecanismos de reacción que permitían prosperar, como fue el caso, la aprobación de reformas importantes del nivel de la educativa. Hoy se dio vía libre y la CNTE secuestró al Palacio Legislativo de San Lázaro.

¿Tongo para tumbar la mal llamada reforma educativa y ceder en una especie de ánimo democrático con el pueblo bueno? ¿Pelea arreglada en la que se arrastró y convenció a los coordinadores de las bancadas de oposición para enfrentar lastimosamente este asedio del magisterio disidente?

Porque, el martes último, Mario Delgado Carrillo, coordinador de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados, fue claro por cuanto a que había acuerdos y prácticamente era de trámite la sesión en comisiones de Educación y Puntos Constitucionales, para aprobar la reforma educativa impulsada por López Obrador.

Incluso ayer amagó: “(…) un voto en contra de esta propuesta alternativa es un voto a favor de la permanencia de la reforma de Peña Nieto, y eso es lo que queremos abrogar y ése es el compromiso del Presidente de la República”.

–¿Ya tienen los votos necesarios señor (inaudible)? ¿Ya aceptó los cambios, diputado?—preguntó un colega.

— A ver –respondió Mario Delgado–, se está dando a conocer, bueno se va a dar a conocer en unos minutos más, cuando arranque la Comisión, los trabajos de la Comisión, ya el dictamen final con todas las incorporaciones y observaciones que se han hecho. (…) yo estoy seguro que una vez que el magisterio conozca el dictamen a detalle se va a manifestar a favor, ¿por qué? Porque todas sus preocupaciones están ahí atendidas y todo lo que agravió al magisterio se va a borrar por completo, se va a abrogar por completo. Vamos a cerrar este capítulo vergonzoso, donde se persiguió al magisterio.

–Ya está amarrado el voto, le preguntaría yo, los petistas decían hace rato que sesionar en sede alterna pues es en lo oscurito.

–No, no se va a sesionar en los oscurito, hasta el Canal del Congreso va a transmitir la sesión de las comisiones –ofreció Delgado.

–¿No tienen amarrado en voto, verdad?

— Yo creo que vamos muy bien… Va a haber una sorpresa ya verán, muy buena, sorpresa buena—presumió sonriente y feliz Mario Delgado frente a una situación que se imaginaría gravísima con la movilización de la CNTE.

¿Qué se negoció con la CNTE para tumbar a la mal llamada? Porque finalmente hay un compromiso de campaña y no se antoja que López Obrador quiera enfrentar una crisis en el sector educativo frente a grupos ultra radicales que metieron en aprietos a diputados y senadores, en absoluta impunidad. ¿Cuánto cuesta movilizar a este magisterio que abandona a su suerte a millones de educandos? Total, a nadie rinden cuentas y hasta diputados tienen en el Congreso de la Unión. Digo.

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