Copa menstrual, más que dispositivo; cuida el medio ambiente y el bolsillo
La copa menstrual, vista desde la opinión de especialistas
México. Un paquete de toallas sanitarias con 14 piezas cuesta alrededor de 50 pesos, si a ello se le suman productos de higiene íntima, pantiprotectores y otros artículos, una mujer en su menstruación invierte cada mes al menos unos cien pesos, que multiplicados por los 12 meses del año derivan en unos mil 200 pesos por año, que durante los 30 años que dura una mujer en edad reproductiva se traducen en unos 36 mil pesos.
Esa fue una de las razones por las que Carol, interesada en el cuidado ambiental y en su bolsillo, decidió cambiar toallas sanitarias y tampones por una copa menstrual que le costó unos 700 pesos y que le durará al menos unos ocho años, al igual que ella, otras mujeres consultadas por Notimex añadieron no solo los beneficios económicos, sino a su salud y al medio ambiente.
“Prácticamente me olvido que tengo período, no siento el molesto bajón, puedo tener control de mis periodos, me resulta muy práctico su traslado, no hay olores, no contamino pero lo más importante es que me acepto y dejé de rechazarme en mi periodo cosa que había aprendido por herencia de mis ancestras”, precisó otra de las mujeres consultadas.
“Te la pones y te olvidas, además es muy cómoda, solo a veces cuesta trabajo adaptarse”, explicó otra de las mujeres encuestadas; además, otras refirieron como causa principal la comodidad y la higiene, mientras algunas señalaron que la copa menstrual les da oportunidad de autoconocerse e incluso hablar de otras mujeres de su menstruación, tema tabú para las féminas desde tiempos ancestrales.
La copa menstrual, vista desde la opinión de especialistas
La ginecóloga por la UAM Xochimilco con maestría en sexología humana por el Instituto Mexicano de Sexología, Adriana Luna, explicó a Notimex que el uso de la copa menstrual en el país se ha intensificado desde los últimos cinco años; sin embargo, en el mundo es una alternativa que está disponible desde 1930.
La popularización de este dispositivo, dijo, se debe a que para muchas mujeres representa una opción útil y benéfica en términos económicos, ecológicos, y en términos de salud para las mujeres.
Para adquirir estos dispositivos, explicó, es necesario considerar aspectos de certificación y aún cuando en el país existe una sola marca que cuenta con este distintivo, en el mercado on line es posible encontrar una buena diversidad de alternativas que cuentan con certificaciones que avalan su seguridad.
Así, explicó que las copas menstruales de manera general cuentan con dos certificaciones; la primera, tiene que ver con el material del que están hechas, que debe ser silicón de grado médico certificado, en tanto que la segunda tiene que ver con la fabricación, es decir, que las terminaciones sean las adecuadas.
Al respecto, puntualizó en la importancia de verificar que se cuenten con estas certificaciones ya que en primera instancia “lo barato sale caro” y de no ser de silicón de grado médico puede generar riesgos en la salud como infecciones y reacciones alérgicas.
El grado médico, expuso, se traduce en que es un material inocuo y no genera reacciones adversas en el cuerpo, debido a que es el mismo material con el que se realizan implantes en los senos, en las nalgas, así como botox y otras intervenciones quirúrgicas, es decir material seguro.
La especialista dedicada a ofrecer talleres de sexualidad y autoconocimiento femenino, añadió que en su experiencia, otro de los aspectos que se deben considerar al momento de adquirir un dispositivo de este tipo es la selección de la talla, debido a que, en su mayoría, al ser diseñados para mujeres extranjeras, puede haber variaciones en cuanto a peso y talla.
“No hay una indicación por la cual una mujer no pueda usar la copa menstrual”, señaló al detallar que entre algunos de los beneficios que ofrece la copa menstrual es que obliga a las mujeres a conocer su canal vaginal, así como sus características físicas, cuestiones que por lo general las mujeres desconocen debido a los tabús en torno a la sexualidad femenina.
Precisó que entre otro de los múltiples beneficios que ofrece este dispositivo destaca un proceso de autoconocimiento, autoaceptación, e incluso sanación de creencias negativas en torno a este proceso fisiológico.
Al respecto abundó que para las mujeres en general la menstruación es vista como un proceso sucio; sin embargo, explicó que a partir del uso de toalla sanitarias y tampones se tiene una idea equivocada de la menstruación y sus características.
Así, se cree que la sangre menstrual huele feo, se ve fea y contiene partes sólidas o coágulos, sin embargo, ello tiene que ver en realidad con la reacción química de la sangre al contactar con los químicos que tienen las toallas y tampones; así, la sangre que se ve en estos artículos es derivada de la reacciones químicas lo que deviene en un aspecto desagradable.
Con el uso de la copa menstrual, dijo, sucede que las mujeres comienzan a darse cuenta de que la sangre menstrual es igual que cualquier otra sangre que emana del cuerpo, lo que deriva en eliminar creencias respecto a este proceso y además las ayuda a vivirlo de manera más consciente.
Además, señaló que otras mujeres refieren que al hacer que sus cuerpos estén lejos de toallas sanitarias y tampones observan importantes cambios en la menstruación, se les vuelve menos abundante e incluso se reduce el número de días y los cólicos ,“sí hay una modificación simplemente por retirar los químicos de las toallas y los tampones, lo he visto en todas las mujeres que usan la copa menstrual”.
En términos de salud psicoemocional, dijo, las mujeres también ven impactos positivos respecto a la vivencia de la menstruación al cambiar radicalmente la autopercepción de sí mismas, así, refirió que la realidad es que muchas mujeres no desconocen sus ciclos menstruales y sus características, así que la copa menstrual ayuda a que estén más en contacto con ellas mismas.
Luna explicó que para que una mujer pueda hacer una transición entre tampones y toallas familiares a la copa menstrual se debe entender que se trata de un proceso de cambio y recomendó practicar colocarla y retirarla antes de que venga el próximo periodo, “eso les obliga además a estar en contacto con su vulva y su vagina lo que deriva en autoconocimiento”, dijo.
En cuanto al uso e higiene de este dispositivo, señaló que también es necesario considerar que los instructivos de las copas que se elaboran en el extranjero contemplan otro tipo de agua, sin embargo, en México se debe hervir por un periodo no mayor a los cinco minutos debido a que las sales del agua se le puede pegar y reducir su tiempo de vida promedio, que es de entre ocho a 10 años.
Ello, se suma a que entre cambio y cambio se debe enjuagar con agua purificada o hervida, y agregar o agua oxigenada o una mezcla de vinagre blanco con agua también purificada, ello para garantizar que no habrá ningún riesgos de infección; además, tampoco se pueden lavar con jabón de pasta y hacerlo con un líquido, de preferencia neutro.
Agregó que las mujeres adolescentes que comienzan con su menstruación pueden usar la copa pero es recomendable que esperen un año después de la menarca, ello, debido a que al iniciar como mujer menstruante hay cambios físicos que se generan en sus cuerpos, en ese año, pueden utilizar toallas sanitarias de tela u otras opciones.
Mujeres hablando de su menstruación
Montserrat González es moon mother, o madre de luna, en español y está certificada por Miranda Gray, exponente de una corriente ideológica centrada en las mujeres y el autoconocimiento y aceptación de sus diversas etapas de vida.
Así, dijo, las moon mothers han atravesado por procesos de sanación energética y de empoderamiento espiritual, por lo que su labor se concentra en fortalecer y ayudar a que otras mujeres tengan una mejor consciencia y cuidado de cada una de sus etapas de vida.
Este movimiento, que propicia que las mujeres además puedan expresar sus procesos físicos y psicológicos, muchos de ellos considerados como tema tabú, se ha extendido fuertemente en el país, lo que se traduce en un mayor número de mujeres que hablan no sólo de su menstruación, sino de temas considerados como prohibidos para ellas.
Así, detalló que se trabaja con los ciclos de las mujeres en todas sus etapas, sin embargo, se trata de retomar los estilos ancestrales de la vida de las mujeres para lograr empatarlos con los ciclos de la tierra, en específico, de la luna, y con ello, lograr que conozcan los pormenores de su intimidad debido a que es mucho lo que desconocen en ese sentido.
González, dedicada al trabajo constante con mujeres también trabaja con ellas el tema de ginecología natural y menstruación consciente; en ese sentido, abundó que desde tiempos remotos las mujeres han visto este proceso fisiológico con asco o como un tema del que jamás se habla, “se tiene la idea de que es algo sucio, algo secreto, que son los peores días de una mujer y crecemos con cierto rechazo a esos días, a esa sangre, como pensamos que está limpiando damos por sentado que es algo sucio, que es algo que enferma”.
Sin embargo, explicó que es necesario mirar a la menstruación como un proceso consciente y amoroso, que al ser observado da información a las mujeres sobre sus mismos cuerpos y la copa menstrual permite lo anterior ya que las personas están en contacto directo consigo mismas y sus fluidos.
En ese sentido, explicó que las toallas y tampones están elaborados con materiales tóxicos como asbesto, petróleo o los químicos que utilizan para blanquearlos, lo que daña el cuerpo y altera los ciclos naturales, ello, sumado a un sin número de productos femeninos para que las mujeres usen en su menstruación lo que “lejos de mantenernos sanas nos enferman mucho”.
Así, coincidió con Luna en que la copa menstrual provee además a las mujeres de una herramienta poderosa, que es el autoconocimiento, “nos ayuda a relacionarnos con nosotras mismas y con nuestra propia naturaleza (…) aprendes a reconciliarte contigo misma, con las mujeres que te antecedieron, con las mujeres con las que convives”.
Expuso que el uso de la copa menstrual, que existe desde más de 70 años, no fue tan popular debido a factores educativos y sociales, incluso al hecho de que muchas mujeres no pueden ni quieren estar en contacto con sus propios cuerpos debido a que culturalmente ni sus madres, ni sus abuelas, tocaban estos temas.
Recientemente el uso de la copa está muy extendido entre las féminas aún con la alerta emitida por la Cofepris respecto al uso de estos dispositivos, ello, debido a que les provee de una mayor libertad al poder nadar, realizar actividades físicas intensas y sobre todo por el tema del cuidado ambiental; en ese sentido, puntualizó que una copa tiene una duración de al menos 10 años lo que reduce a su vez los residuos que dañan al planeta.
En México, dijo, lamentablemente el uso de la copa solo está avalado para una marca, sin embargo, en su opinión existen conflictos de intereses para aprobar de manera general este dispositivo que podría derivar en pérdidas para la industria de la higiene femenina, aunque esto no es así ya que se trata de las elecciones de cada mujer.
González, que además acompaña a las mujeres en la selección de una copa menstrual adecuada a sus necesidades, agregó que en la actualidad el movimiento de moon mothers propicia una mayor apertura para que se hable del tema.
Incluso, existen meditaciones y ejercicios específicos para sintonizar los úteros de todas las mujeres a nivel mundial con fechas bien establecidas, procesos que derivan en una mejor relación consigo mismas y quitar de las cabezas y corazones de las mujeres, que hablar de las mujeres y sus procesos más que un tema tabú, es un tema de sanación y empoderamiento femenino.