Dejó Veolia pasivo ambiental en el relleno sanitario
Redacción/Xalapa. La etapa dos del relleno sanitario de Tronconal, operada por la empresa Veolia México hasta finales de 2018 y clausurada hace unos meses, es un riesgo, pues al carecer de una forma geométrica ha ocasionado que las 1.3 millones de toneladas de desechos sin forma se desplacen, dañen lagunas de lixiviados y generen fugas por toda la zona.
Durante un recorrido que se ofreció a medios de comunicación y que fue encabezado por personal de las direcciones de Medio Ambiente y Sustentabilidad y de Protección Civil, se mostró cómo opera el Gobierno Municipal el relleno sanitario y los trabajos hechos para documentar y remediar el pasivo ambiental que dejó la trasnacional.
El director de Medio Ambiente, Juan Carlos Olivo Escudero recordó que un pasivo ambiental es un sitio geográfico contaminado por la liberación de materiales, residuos extraños o aleatorios, que no fueron remediados oportunamente y siguen causando efectos negativos al entorno.
Explicó que la instalación del relleno consta de dos etapas: donde trabaja actualmente, que se inauguró en 2003 y funcionó durante ocho años, y una más, que operó de 2011 a 2018 y hoy se encuentra clausurada.
“Se gestionó una ampliación sobre la etapa uno, pues con el paso de los años los residuos se compactan, pierden volumen y eso nos permite usar más espacio de disposición final. Ahí están depositadas más de 900 mil toneladas”.
Detalló que el objetivo de un relleno sanitario es que los residuos no generen problemas ambientales durante su almacenamiento, lo cual se logra con la impermeabilización del suelo con geomembranas para evitar afectaciones al subsuelo con la humedad que producen los desechos.
También se previene garantizando que los desechos no estén expuestos como sucede en un tiradero a cielo abierto, lo que puede causar un incendio, malos olores y fauna nociva, ya que de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana (NOM) 083, se deben compactar y tras 24 horas cubrir los residuos, ya sea con material natural como tierra, o bien con sintético, que es lo que ahora se hace.
“Es una mentira que estemos depositando fuera de una celda y dejemos residuos expuestos por más de 24 horas. La empresa Veolia no hacía nada de esto, por lo que se tuvo que corregir diversas situaciones detectadas en la operación. Además, la infraestructura básica dispuesta por la norma oficial o estaba deteriorada, sin mantenimiento, o no existía”.
El funcionario indicó que los drenes pluviales y lagunas de lixiviados se encontraban en mal estado cuando el Gobierno Municipal tomó la administración del relleno sanitario, “por dentro deben existir dos tipos de caminos: el exterior y el que accede a la zona de tiro, el cual debe estar pavimentado y como se puede notar, es de terracería, nunca se pavimentó”.
PASIVO AMBIENTAL
Se recorrió también la etapa dos, que funcionaba como tiradero a cielo abierto y fue clausurado a finales de 2018. De acuerdo con Juan Carlos Olivo debía cumplir con la normatividad ambiental vigente, que establece, entre otras cuestiones, que debe tener una forma geométrica, generalmente en forma piramidal, para evitar deslizamientos de tierra.
“Lo que se puede apreciar a simple vista es que no hay esa configuración geométrica de los taludes, por lo cual no hay estabilidad. Los taludes se han desplazado, afectando cárcamos de lixiviados. Los tenemos que reparar”.
En la etapa dos hay un millón 300 mil toneladas mal colocadas que representan un peligro latente: “Hay una presión de residuos hacia sus laderas, y debemos calcular ese desplazamiento para realizar obras de remediación como muros de contención, y en su caso, la reconfiguración total de la etapa”.
El director mostró cómo en el lado Este de la etapa hubo un deslizamiento de residuos, cayendo y rasgando la laguna de lixiviados; además, hay filtraciones y escurrimientos a simple vista, por toda la ladera, así como desechos expuestos en todo el sitio y fauna nociva.
Sobre las acusaciones de representantes de Veolia, respecto de que el Gobierno Municipal tiene un cochinero, “la respuesta es exponer a la ciudadanía que lo operamos conforme a la norma, y estamos parados justo en un enorme pasivo ambiental que dejó la empresa, ustedes juzguen. No sólo eso, estamos documentando más irregularidades y contamos con los dictámenes y peritajes de unidades verificadoras, lo único que nos falta es cuantificar cuánto costará remediar, este sí, cochinero”.
Finalmente, dijo que éste es el pasivo ambiental que dejó la empresa y que ahora todos los xalapeños tendremos que asumir, “y todavía quiere que le sigamos pagando por este mal trabajo que durante años efectuó sin que ninguna autoridad pusiera orden”.