“Yo sobreviví a la matanza de Tlatelolco”
México/Notimex. A unas horas de que se celebre el 51 aniversario del movimiento estudiantil de 1968, la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, luce desierta, salvo por unas cuantas personas que caminan y el profesor Cuauhtémoc Padilla, quien dice ser uno de los sobrevivientes de la masacre contra estudiantes.
Al pie del “Memorial de Tlatelolco”, el profesor en retiro expone fotocopias alusivas a los compañeros caídos el 2 de octubre de 1968 y recuerda que salvó su vida por estar al lado de un soldado joven, pálido, tembloroso, hasta lloroso, que les dio “chance”.
“El 2 de octubre estaba yo en el tercer piso del edificio Chihuahua y los muchachos que estaban en el presídium me enviaron para que les comprara unos refrescos; cuando bajo veo las luces de bengala caer, empiezo a oír gritos, las balas y eso”, relató a Notimex.
“Todavía yo y otro compañero intentamos calmar a la gente porque estaban diciendo por micrófono que era una provocación, que nos calmáramos, pero ya fue en vano, porque la gente estaba en pánico”.
“Nos obligaron a saltar hacia abajo, que es una altura considerable; y luego nos estrellaron contra un aparador de vidrio de una tienda de ropa que había ahí. Nos metimos y ahí duramos como 20 minutos”, recordó.
Con 67 años a cuestas, de barba blanca, un ojo lastimado, una playera alusiva al 50 aniversario de la masacre de Tlatelolco y gorra, con pausa al hablar, comentó que después los soldados los sacaron y formaron a todos, estuvo ahí hasta como a las tres de la mañana, más o menos.
“En ese momento un soldado joven, pálido, tembloroso, hasta lloroso, nos dijo, miren, yo no he disparado un tiro, tengo hermanos estudiantes, no sé de ellos, lo único que puedo hacer es darles chance a los más chavos, uno por uno y que se vayan”.
“Yo tenía 15 años, me tocó la suerte de ser uno de ellos, corrí hasta Manuel González, ahí me atrapó un granadero, pero tuve la suerte de que un compañero que no conocí yo jamás, que era mayor que yo, se le tiró a los pies, nos tiró a los dos y me dijo córrele, lárgate; yo corrí”, recordó.
Dijo que llegó entonces al edificio Ezequiel A. Chávez, donde vivía un compañero, Antonio Fonseca, que ahora, “lo que es la vida”, vive en el edificio Chihuahua, y nos escondimos en el elevador “y así me salvé”.
Entre sus pertenencias, exhibe una “revista”, que vende a 20 pesos, formada por fotocopias de diversas publicaciones, como el discurso pronunciado por Eduardo Valle Espinoza en la “manifestación silenciosa” del 13 de septiembre de 1968, y una foto publicada en Proceso de Luis González de Alba y Florencio López Osuna, cuando fueron detenidos por los “represores”.
Mencionó que en la conmemoración, mañana, de los 51 años, espera que se recuerde a los compañeros caídos, y aclaró que en sus manifestaciones “jamás ha habido desmanes”, aunque “hay grupúsculos que organizan marchas alternas y muchas veces los medios dan más atención a pequeños desmanes que a la marcha en sí”.
“Las manifestaciones que realizamos como Comité del 68 las comenzamos a organizar hasta con tres meses de anticipación con compañeros de la universidad, del Politécnico, de Chapingo, incluso de Atenco, que son los que llevan la seguridad de la marcha”, refirió.
Para mañana, se prevén homenajes desde el mediodía, ofrendas florales, performance y trovadores, para después iniciar la marcha que fue convocada para las 16:00 horas, aunque siempre sale un poco más tarde, comentó.