¡Increíble! La 4T va en contra de los mismísimos amlovers
noviembre 13, 2019
Si es difícil tratar de definir a los fanáticos, es más difícil hacerlo con los amlovers de hueso colorado. Más, cuando se sienten apoyados por un ejército de trolls, bots, youtubers e influencers de petate, contratados con nuestros impuestos para imponer las liturgias y el credo mismo de la Cuarta Transformación.
Del cien por ciento que había hace unos meses, el barril se ha desfondado. Sólo queda un treinta por ciento, al parecer irreductible en apoyo a todos los marasmos e inoperancias de la Cuarta Transformación. Es que era insostenible después de la más reciente crisis del sexenio.
«Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema», decía sir Winston Churchill. Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro la enfermedad es casi incurable, sostenía Voltaire. La capacidad de razonamiento es escasa, por eso es presa fácil de caudillos y revoltosos, defiende tesis falsas, es iracundo e irascible, su capacidad de reacción es violenta e irracional.
El fanático cree saberlo todo, se siente portador del poder divino, para resolver problemas, sancionar o castigar. Pone en claro que el fanatismo es patrimonio de sistemas autoritarios y dictatoriales, donde el chantaje, la represión y el miedo son utilizados para someter a la gente.
No razonan, lo que piensan se convierte en dogma de fe. Desprecian lo diferente. Se perciben a sí mismos como víctimas obligadas a luchar. Ellos son los buenos y el resto los malos. Adhesión máxima a un partido o personaje político. Agraviantes y difamatorios.
Los fanáticos de derecha y supuesta izquierda son lo mismo
Para Carl Jung, una de las figuras claves del psicoanálisis, la intensidad del extremista es directamente proporcional a la duda respecto de sus ideas. El odio intenso hacia los demás nace como reacción compensatoria a ese conflicto interno. El fanático es una duda existencial viviente. Del fanatismo a la barbarie sólo hay un paso.
Ryszard Kapuściński, el periodista polaco que residió en México, explicó: «Si entre las muchas verdades escoges una sola y la persigues ciegamente, ella se convertirá en falsedad y tú en un fanático». Por tal, no es exagerado decir que México se ha polarizado en la actualidad entre dos tipos de fanáticos más destacados: los de la derecha y los de la supuesta izquierda. Sin embargo, no saben –todavía– que representan y defienden lo mismo.
Tres tipos de amlovers: de conveniencia, de ocasión y de miseria
Pero afortunadamente, las cosas duran hasta que se acaban, y decía el trovador que ningún día es igual a otro cuando se descubren las verdades. Y como ya empezaron a salir a flote, ya nada puede ser igual.
En efecto, entre los amlovers hay niveles. Los de hasta arriba, los de conveniencia, lo son porque están aferrados a negocios, ingresos y concesiones que sólo pueden lograr desde el poder. Un poco más abajo, están los amlovers de ocasión, los que deben cuidar las expectativas de crecer a esa vera. Hasta se atreven a ideologizar cualquier margallate.
Y los que más duelen: los amlovers de la miseria. Los que se han creído todas las zarandajas de los mensajes de equidad, de programas sociales que nunca llegan a su destino, los que tienen la esperanza de llegar a ser ese proletariado sin cabeza que pueda acceder al poder. Ahí es donde se dio el milagro. Cada vez son menos, pero ¡cómo duelen!
El amlover cree hasta ahora en todo lo que le dicen. Y lo engañan
El amlover enajenado en su propio mundo es capaz de fumarse una mañanera con todo y filtro, sin pestañear un minuto. No es capaz de pensar que, si el 63% del presupuesto del año que entra se va a destinar a programas improductivos, se va a revertir en contra de su condición para atizar aún más su miseria.
El amlover cree hasta ahora en todo lo que le dicen. No pueden ver en Octavio Romero Oropeza al nuevo Ruiz Esparza del peñanietismo encarnado en la 4T. Ahora regresará al lugar original: la SCT. Los amlovers de corazón pueden todavía confundir una central camionera, como la de Santa Lucía. con un aeropuerto internacional. Están hasta convencidos de que Walter Mercado era el padre del Tarot.
¿Cómo irán a reaccionar cuando se enteren que ya no hay productos de consumo popular como maíz, frijol, café, chile y azúcar, y que, además, el gobierno de la Cuarta Transformación no tendrá jamás el dinero necesario para importarlo?
No les han dicho que se cayeron al suelo los niveles de la recaudación tributaria, porque de eso no se habla. Tampoco saben que eso pasó porque ningún empresario grande, mediano o pequeño quiere invertir un peso para crear un empleo, porque lo aturde e inmoviliza la falta de confianza en las actitudes y en las soluciones de un régimen castrado e impotente.
Chivos expiatorios de este ensayo sin sentido que nos amenaza
El amlover de hueso colorado está atrapado por el marasmo de atinar hacia dónde están dirigidas las políticas de la Cuarta: ¿van contra los empresarios, contra los católicos romanos, contra los fifís que históricamente votaron en contra del Caudillo, contra los prianistas y perredistas que lo engañaron en el pasado reciente? ¿O van contra los militares conservadores, los narcos intocables, los gringos, o contra todos?
Los amlovers de hueso colorado se debaten en este páramo ideológico que construyeron los fanáticos de ocasión de un poco más arriba del tendedero. Son, en efecto, los chivos expiatorios de este experimento sin sentido que amenaza con devaluación, escasez, hambruna, desempleo rampante, sequedad económica, quiebre social.
Viene una tormenta perfecta que no dejará deje títere con cabeza
La verdadera izquierda está secuestrada por sus enemigos infiltrados en las mejores posiciones del gabinete y reduce a cero toda posibilidad de justicia. Son los mismos fanáticos de la derecha de siempre. La Cuarta Transformación no tiene viabilidad alguna mientras esa gente esté allí.
Cuando se venga la crisis en serio que ha estado empollando la Cuarta Transformación, esto será un escenario que jamás hemos vivido. Se ha gestado desde las alturas de Palacio una tormenta perfecta que no creo deje títere con cabeza. Nada tendrá nombre, porque nada será conocido. Todos seremos enemigos entre sí.
Mientras los trolls, bots, youtubers e influencers pueden seguir dándose vuelo con sus fantasías, tachando de calumniadores a los periodistas independientes que se atreven a publicar los videos de El Chapito Ratón que pusieron de cabeza a los caudillos corruptos.
Son ya el 70% de los ex fanáticos de AMLO. El panorama es otro
Son más cada día los heroicos amlovers que se rebelan a la sujeción y que consideran que el bono de confianza y de gobernabilidad se perdió al ordenar que se cancelaran las consultas populares prometidas en campaña para juzgar a los ex presidentes traidores a la Nación. Todo se debió a un Acuerdo, a un Pacto de complicidad para la impunidad.
Son cada día más los que se han irritado por las burlas y travestismos de Enrique Peña Nieto, que han puesto en evidencia toda catadura moral de la Cuarta Transformación.
Forman ya mayoría los amlovers de hueso colorado que han recuperado una franja de pensamiento que tenían vedada.
Son ya el 70% los ex fanáticos de AMLO.
El panorama puede empezar a ser otro.
Y es que las amenazas de los republicanos estadounidenses vienen en serio.
¿No cree usted?