Las credenciales del INE… Veridos… el “bisne” de los pasaportes
enero 15, 2020
Durante el sexenio del capitalismo salvaje, los yuppies electorales se pusieron en la punta de la estampida para asaltar y derrochar. La banda de «consejeros ciudadanos» y «asesores» de piel dorada, capitaneados por el nefasto Lorencillo Córdova Vianello, pusieron el ejemplo del atraco a los «organismos electorales autónomos » para marcar tendencia en prácticas de abyección.
El sexenio de los atracomulcas daba para eso y para más. El dichoso Instituto Nacional Electoral se adueñó de los Oples estatales para utilizarlos como centros de pilotaje y de negocios para llegar más lejos y más alto. Nadie puso un alto. Era el estilo de la casa y ofrecía un océano de posibilidades para la ostentación, la desvergüenza y el derroche del dinero de nuestros impuestos.
Se llegó a extremos insospechados en ésta y en casi todas las materias. Los recomendados en el INE de los inteletuales –por cuales– orgánicos y los loros radioeléctricos, apoyados por el seudo abogado Humberto Castillejos Cervantes, conciencia dizque jurídica del régimen corrupto de EPN, rompieron todos los récords. No tuvieron límites.
Diseñaron las «Torres de la Democracia», un conjunto faraónico costoso e innecesario, milmillonario, argumentando que necesitaban «menores niveles de estrés», áreas verdes y deportivas para cumplir mejor su misión, descubriendo que el robo electoral les producía depresiones cívicas y locuras colectivas. El cinismo y la arrogancia rampante.
Toda operación de fraude electoral necesita quién la haga
Se aprobaron casi trescientos millones de pesos anuales para alquilar flotillas de autos último modelo, comprobando ser sujetos que sí conocían el precio de todas las cosas y el valor de nada. La simulación, el consumo descabellado, el gasto superfluo y banal, para confortar conciencias endebles y entreguistas.
Para consolidar el triunfo del tal Meade, hoy con no pocos entredichos con la justicia, urdieron el golpe necesario: autorizar millones de pesos para que los operadores de todos los partidos, cuyos jefes querían salvar el pellejo, se abalanzaran en un solo tiro de precisión, dijeron, sobre los habitantes de zonas rurales y urbanas deprimidas…
… para «alquilarles», con un cochinito que provenía de desfalcos en Pemex y CFE, diez millones de credenciales de elector, pagadas a diez mil pesos cada una, para consumar el fraude que les permitiera alcanzar al puntero de la contienda en una cruzada deleznable. Una oferta que los pobres de México no podían rechazar.
El plan de marras se les arruinó simplemente porque no contaron con el ejército electoral que lo llevara a cabo en la práctica. A los yuppies y a sus padrinos salinistas-atracomulquistas se les pasó un pequeño detalle: toda operación de fraude electoral necesita quién la haga. ¡Lástima, Margarito! En esa ocasión llegaron a sentir el frío de la guillotina en sus cabezas.
Córdova, el portador de las mañas electorales del pripanismo
A Lorencillo Córdova, una rara mezcla de júnior, borderline y farsante, a la caza de oportunidades fallidas de lo nice y de lo trendy, nunca se le ha cobrado esa traición. Nadie sabe que se le haya molestado con el roce de un pétalo, y sí, en cambio, que sigue protegido por la secretaria de Gobernación, eso es lo que dice que es, Olga Sánchez Dávila, atrapada también por su negro pasado en la Corta, entre los ministros que vendían favores de la justicia.
Y ya encarrerado el gato… Córdova Vianello apareció nuevamente en escena. Sus oficios son otra vez indispensables. Esta ocasión debía perpetrar el fraude del siglo: montarse en la necesidad de hacer nuevas credenciales de elector y cartillas de identidad para detener a cualquier precio el derrumbe del sistema. Vuelve la burra al trigo.
Convertido en el portador de las mañas electorales del pripanismo, protegido por los trúhanes de esa claque, Lorencillo convenció a la ternurita de Gobernación para asestar una puñalada concluyente en las espaldas del pueblo: fabricar una credencial de elector que pueda ser travestida y manipulada para arrojar el resultado que se quiera.
Veridos, una empresa patito de la impresión es el caballo de Troya elegido por Lorencillo para la aventura más fraudulenta del siglo: traicionar la voluntad electoral del pueblo, con base en una credencial de elector sin sistemas confiables de seguridad e inviolabilidad. Como somos únicos para el mapacheo, cae de perlas en las oficinas de poder.
De 11 mil 908 pasaportes que se expedían a diario, la cifra cayó a 900
La dichosa empresita del quinto patio llamada Veridos SA de CV, ya probó sus habilidades al haberse hecho cargo de la impresión de nuevos pasaportes mexicanos. La Secretaría de Relaciones Exteriores –cuando “el honesto” José Antonio Meade fungía de titular– le concedió un contrato en 2015, por valor de casi cien millones de dólares, que resultó un fracaso. No tenía sistemas de seguridad.
Se hicieron mutis sobre las impugnaciones judiciales de cinco compañías que habían presentado ofertas más baratas y eficaces para la emisión de pasaportes. Las prestigiosas empresas Vangent, Sixsigma Networks y La Rue International Limited ofrecían mejor servicio por diez millones de dólares menos.
Cuando Veridos empezó a emitir los pasaportes en octubre de 2015, el sistema colapsó. De 11 mil 908 pasaportes que se expedían a diario, la cifra cayó a 900, según reveló una auditoría de la ASF. Fue necesario que la Cancillería pasara un mal trago para restablecer el servicio, precisa la investigación de los organismos anticorrupción.
Y pese a todo, la Cancillería de Marcelo Ebrard les amplió el contrato
A pesar de ello, el nuevo régimen decidió ampliar el contrato a Veridos, mediante una asignación directa con vigencia del 15 de enero al 31 de diciembre del 2019, con un importe total de cerca de treinta millones de dólares. El contrato SRE-DRM- AD-001/19, firmado por Citlali Verdejo Escalona, jefa de adquisiciones de la Cancillería es muy claro.
Otro gran contrato, no obstante que la empresa Veridos produjo uno de los diez pasaportes peores del mundo, por sus fallas en los sistemas de seguridad. Hasta la fecha el mecanismo de expedición sigue atascado. La dependencia se ha hecho cruces lamentando los contratiempos causados a los usuarios, pidiendo perdón y ofreciendo mejorar el servicio. Todo ha sido inútil.
Las oficinas del edificio Tlatelolco reportaron una caída del sistema a nivel nacional e internacional que les imposibilitó seguir con sus labores habituales. La solución que ofrecieron fue sólo la de reagendar las citas demasiado urgentes, médicas, diplomáticas, empresariales de gran nivel, de los usuarios. Una vergüenza intercontinental.
¿Podrá perpetrar Morena un fraude con credenciales que se borran?
Las fallas han despertado malestar entre la ciudadanía, se lee en todos los mensajes. ¡Si supieran lo que nos espera con Veridos al frente de la campaña gubernamental para expedir casi noventa millones de nuevas credenciales de elector para consumar un fraude! Se confirma que el ADN priísta dura muchas generaciones.
Pero en el ADN del capitalismo salvaje había memoria y archivo, creo yo. Tal vez esa es la gran falla: en la casa presidencial de la Cuarta Transformación no se acuerdan cómo fracasó Lorencillo Córdova en el caso de los diez millones de credenciales que se iba a robar hace apenas año y medio. No supo que se necesitaba gente para adquirirlas a domicilio en las rancherías y en los suburbios elegidos.
Ahora puede pasar lo mismo. No sólo la vergüenza pública de que sea descubierto el negocio maldito, sino la falta de gente con preparación de fullero para operar ejecutivamente en las urnas.
¿Morena los tendrá, o saldrán otra vez con su batea de babas?
Hasta para robar hace falta clase.
Este promete ser el intríngulis del sexenio de la honestidad valiente. Y ahora sí, ¡hasta aquí llegamos con la demagogia populista de derechas!
¿No cree usted?