AMLO – EPN. Vigente el Pacto de Impunidad. Hay contubernio

febrero 25, 2020

Una vez que se ha aceptado que existe un Pacto de Impunidad con el
pasado inmediato –porque no fue gratuito que el Caudillo reconociera
públicamente que no puede actuar contra los grandes delincuentes
que ofendieron a la Nación– es preciso apuntar qué es lo que en
realidad lo paraliza. Sabiendo esto, se podrá llegar a la causa del
contubernio de lesa patria que tiene ahogado al país.

Respecto a lo primero, para nadie es un secreto que es muy difícil en
el intrincado entramado burocrático piramidal que blinda las órdenes
presidenciales; entre ellas y las ejecuciones del delito es común que
se blinde el proceso criminal. Hay demasiadas manos y estamentos
antes de poder saber si la palanca fue activada exactamente desde el
escritorio presidencial. Ningún Presidente ha firmado esos exabruptos.
Al parecer sólo uno: el Paladín de Morena.

‎Porque si el Pacto de Impunidad no hubiera sido firmado por el
señalado, éste hubiera sido imposible. Los cómplices jamás lo
hubieran aceptado de palabra, por lo difícil que les resultaba confiar en
su desborde hiperactivo y más que nada en su locuacidad verbal que
lo empujaría a hacerlo público. Firmado, todos contentos.‎ Todos
protegidos.

Del sexenio anterior sólo hay un intocable, y ese es Peña Nieto
Podrá la aventajada alumna guerrerense de Ángel Heladio Aguirre,
Irma Eréndira Sandoval de Ackerman, secretaria de la Función
Pública, robarse las ocho columnas cuantas veces quiera denunciando
los faltantes, peculados y trastupijes de billones, puesto que en la
administración pública anterior sólo hay un intocable, y ese es Peña
Nieto, el Presidente.

Y ese manto de impunidad cobija a quien fue el auténtico mandatario,
Luis Videgaray –jefe inmediato de Lozoya Austin–, el poderoso condotiero que cambió todas las leyes para que esos delitos «menores» fueran prescriptibles en pocos años.

Y aunque esta pirámide es compleja, contra lo que diga, no alcanza a
cubrir a los delitos graves que vulneraron los intereses superiores de
la Nación. Esos que han convertido de golpe y porrazo al Estado de
Bienestar en el de malestar. Esos que si no se delatan convierten en
cómplices de lesa majestad a quien no los denuncie. A quien los hizo y
a quien los encubre.

El cisne negro está allí, donde no quieren que lo veamos.

Nadie puede hacerse pato. Se trata de un contubernio mayúsculo e
imperdonable en perjuicio de la Nación. Hasta el más ganso debe
saberlo de una vez, antes de que se lo cargue cualquier payaso de
feria.‎ El contubernio es un asunto demasiado serio, que ningún libro
de historia lo pasa por alto.

Y por más que los expertos en buscarle chichis a las culebras
pretendan distraer el tema central queriendo cambiar leyes en la
Asamblea de CDMX para que cualquier amiguito acompañe al niño
ante el MP a demandar cambiar nombre y sexo, por más que busquen
declarar fiscalmente un depósito mayor a cinco mil pesos, el cisne
negro está allí, donde no quieren que lo veamos.

Conspiración presidencial contra el mandato de los mexicanos
‎Cuando los fanáticos de Francisco Franco bautizaron como
Contubernio de Munich al IV Congreso del Movimiento Europeo que
se desarrolló en 1962, la calificación intentó minimizar la participación
de más de un centenar de políticos españoles que se oponían al
franquismo. La base de las centurias romanas eran diez contubernios
que se juntaban bajo una carpa de campaña para conspirar contra
órdenes superiores.

A partir de los 60’s del siglo pasado, la figura se usa a menudo para
denotar especulaciones de teorías ridículas, equivocadas, paranoicas,
extravagantes e irracionales. Y todo eso es lo que aquí en el rancho
grande sobra para entender cualquier anomalía que se ha salido de
control.

El robo descarado de petróleo crudo los ha hecho cómplices.

El contubernio contra la Nación, que se desprende del Pacto de
Impunidad es un asunto demasiado serio. Pretender taparlo con
divertimentos o zarandajas lo es en mayor medida. Los delitos
perpetrados desde hace décadas contra el patrimonio nacional son un
ejemplo emblemático de contubernio conspirativo.

El contubernio que trata de ocultar lo que ha sucedido y sucede en las
boyas de distribución de Cayo Arcas, en el Golfo de Campeche, es el
símbolo, el delito mayor que configura la traición a la patria. Inoda a
quien lo ordenó, así como a quien lo ejecutó y a quien lo calla,
teniendo el poder para revelarlo.‎ Es de tal tamaño que al investigarlo y
encausar a los culpables, acabaría con las angustias económicas del
país.

Carlos Romero Deschamps, más vivo y fuerte que nunca
Han declarado los trabajadores petroleros que, al llegar a los cambios
de guardia a las instalaciones de las plataformas, lo primero que
hacen es checar los niveles de producción. Cuántos pozos, presión,
temperatura, diámetro de los estranguladores y resultado de barriles
de crudo por día.

Los datos que obtienen los superintendentes nunca checan con los
informes que les envía la gerencia: la producción siempre anda por
debajo de los números que manejan los mandarines. Esto representa
más del 75% de lo que se produce en los litorales del Golfo de
Campeche. Por toda respuesta, les dicen que éste es un caso cerrado.
Lo grave está en Cayo Arcas, Santa Elena, y las costas de Pajaritos y
La Cangrejera.

Cientos de barcos y cisternas petroleros salen diariamente hasta la madre de crudo con facturas apócrifas, que emiten los achichincles de Romero Deschamps, más vivo y fuerte que nunca. Un millón de barriles diarios de crudo, sustraídos ilegalmente por los miembros de esa banda.

Casi un billón de dólares, lo que nos han robado en seis sexenios.

El patrimonio colectivo de los mexicanos tiene 36 años de estar desapareciendo a los ojos de todos. Un fraude histórico que está secando nuestros vientres. Calculando el precio del barril de crudo a 50 dólares, precio abajo del histórico, arroja un total de casi un billón de dólares en este entrambulique. Es lo que se han robado en los últimos seis sexenios… incluido lo que lleva éste.

Y ésta es una causa penal que está abierta. La que pudiera demostrar
que todos los presidentes mexicanos de los últimos sexenios están
involucrados en el estercolero. Con una diferencia: que aquí sí hay
culpables directos y todos podrían ser enjuiciados a partir de abrirle la
boca a Romero Deschamps, que para eso se pinta solo.

Contubernio desleal y antipatriótico. Causa males irremediables
Con otra diferencia: un millón diario de barriles de petróleo crudo es lo
que la industria necesita para demostrar ante el mundo y ante las
calificadoras que se trata de una industria eficiente y realmente
productiva del Estado. Es lo que puede evitar que la deuda mexicana
pase a considerarse dentro de los bonos basura.

Es lo que México necesita para salir de la angustia en la que está
postrado. Alcanzaría para hacernos realmente competitivos en esta
materia y para saltar todas las varas por muy altas que quieran
ponerlas. ¿Por qué no se hace? Por un contubernio desleal y
antipatriótico que estas punto de causarnos males irremediables.

Por no denunciar y actuar, AMLO también puede ser enjuiciado
Así es que si el Caudillo ya aceptó públicamente que no quiere
proceder contra los ex presidentes vivos, debe poner sus barbas a
remojar. Porque él puede también ser inculpado de esta tragedia
nacional por no abrir la boca a tiempo y denunciar este delito de lesa
patria.

Los mexicanos no estamos para aceptar pactos de impunidad y
menos contubernios por desidia, negligencia o miedo de ser enjuiciado
por la voluntad popular. Es la oportunidad histórica de recuperar la
dignidad y el decoro.

Una lápida demasiado grande para quien ha presumido de honestidad
valiente. Una solución a mano para abandonar, de una vez por todas,
la simulación y la tragedia.

¿No cree usted?