Analizan alcances de la virtualidad en la formación artística
octubre 12, 2020
La Jornada. La pandemia por Covid-19 ha situado a la humanidad en el umbral de una gran transformación, según la investigadora y gestora cultural Cynthia García Leyva, directora de Casa de Lago.
Se está “apuntalando un cambio de mundo”, opina, aunque es cautelosa en definirlo como una revolución histórica y mucho menos si ese proceso, afirma, se sustenta en tratar de traducir el mundo al ámbito virtual, como sucede en la actualidad ante la emergencia sanitaria.
La académica, docente universitaria y programadora artística aborda el tema en entrevista a propósito de su participación en el ciclo de conversatorios virtuales Formación artística. Experiencias y reflexiones ante la virtualidad necesaria, que se realiza desde este martes y hasta el 16 de octubre de manera digital.
La organización de ese encuentro se debe a la oficina en México de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras instancias, y las sesiones pueden seguirse en el canal en Youtube de la primera en mención, a las 13 horas.
Cynthia García Leyva moderará la quinta mesa, el 16 de octubre: Tiempo, espacio, en viraje: ¿documentar y archivar en la virtualidad pandémica?, cuyo objetivo es pensar cuáles son las posibilidades de la documentación virtual y digital en la etapa pandémica.
En su opinión, la manera en que se entiende y usa el concepto virtual por las mayorías, como algo sólo vinculado a lo digital, a lo que está en una pantalla, es una visión empobrecida que reduce el mundo.
“Si revisamos el término en otras de sus acepciones: como una extensión, una potencia, existe ahí una riqueza enorme, y ni siquiera es algo de este 2020 ni de la pandemia, sino que está marcada en la historia de internet la inmensa cantidad de cosas que han podido extenderse o potenciarse desde la virtualidad”, indica.
De acuerdo con la especialista, restringir el entendimiento del internet a sólo una ventana para tratar de traducir el mundo hacia un rectángulo y no para acceder hacia el exterior, implica un peligro muy fuerte en términos de educación, programación, difusión y consumo culturales.
“Para empezar, no todo el mundo cabe allí. No todos tienen conocimientos básicos de esa herramienta; hace falta mucho trabajo de alfabetización incluso en los docentes, en quienes hacemos gestión cultural o quienes programamos actividades artísticas, y por supuesto en el propio público y la gente por la que se hace todo esto, la ciudadanía”, explica.