Arqueología, orgullo y patrimonio de los mexicanos: Rectora

“Las universidades queremos participar y seguir participando en los proyectos de rescate y salvamento, pero también en la construcción de la reglamentación”, afirmó.

junio 3, 2021

Redacción/El Demócrata. Los participantes en la mesa de análisis “Nueva normatividad para la arqueología en México. Análisis y propuestas” hicieron un llamado al director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, para que deje sin efecto los nuevos lineamientos para investigación arqueológica en México.

La mesa se realizó la tarde-noche del miércoles 2 de mayo y fue transmitida en vivo en YouTube y Facebook Live; fue organizada por el Sindicato Nacional de Profesores de Investigación Científica y Docencia del INAH (SNPICD-INAH).

En ella participaron Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad Veracruzana (UV); Leonardo López Luján, arqueólogo y director del Proyecto Templo Mayor; Rosa María del Carmen Reyna Robles y Luis Alberto López Wario, investigadores de la Dirección de Salvamento del INAH.

Rodrigo Rubén Gregorio Liendo Stuardo, académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Rodrigo Esparza López, investigador de El Colegio de Michoacán; Alfredo Barrera Rubio, arqueólogo del INAH-Yucatán, y Bolfy Cottom, académico del INAH.

En su participación, Sara Ladrón de Guevara dijo que la arqueología es un orgullo y patrimonio de los mexicanos, y en ese

sentido es una responsabilidad; por lo mismo, quienes estudian arqueología saben que sólo pueden laborar en instituciones públicas, como el INAH o instituciones de educación superior (IES).

“Me tocó trabajar con el INAH cuando era más abierto y había mayor participación en el consejo consultivo de las instituciones de educación superior, públicas y privadas.”

Apuntó que hacia afuera el INAH no se da abasto para atender la cantidad de sitios arqueológicos que tienen bajo su responsabilidad, se ha reducido la plantilla de personal, sus capacidades y los presupuestos para realizar sus tareas.

“Las universidades queremos participar y seguir participando en los proyectos de rescate y salvamento, pero también en la construcción de la reglamentación y legislación que sancionará a nuestro gremio.”

Destacó que el gremio arqueológico es el único que tiene centralizada la decisión de su quehacer en un solo colegiado que decide si puede o no realizarse un proyecto; todo es revisado, desde la presentación de los informes parciales y finales.

“Ningún gremio tiene un control sobre su quehacer tan estricto, por eso no es pertinente establecer más candados que compliquen aún más la investigación.”

Enfatizó que es el momento propicio para hacer un llamado a los investigadores de las IES públicas y privadas y del INAH, para que conjuntamente se construyan propuestas de normatividad.

“Debe ser una construcción que no sea ajena a los actores de la arqueología en México; yo llamo a que sean consultados los arqueólogos, las IES e institutos de investigación que tienen programas de estudios e investigaciones de arqueología.

”Quiero hablar por todos los universitarios de la UV que hacemos arqueología, quiero participar en esta construcción y en la discusión que lleve a un reglamento acorde a nuestras realidades, capacidades, intenciones y deseos de una disciplina tan consolidada como es la arqueología en México.”

En tanto, Leonardo López recordó que México posee en el campo de la investigación arqueológica una de las tradiciones más antiguas y vigorosas; en esta tradición de 250 años, el país ha forjado una ecología de prácticas, un ambiente en donde toda una comunidad de especialistas se congregan y desenvuelven en regiones y sitios arqueológicos, cubículos y laboratorios, museos y bodegas, bibliotecas, auditorios y salones de clases.

El arqueólogo produce el conocimiento a través de técnicas bien estandarizadas, métodos y teóricas que guían el análisis concienzudo de los vestigios de nuestro pasado.

“Las innumerables generaciones de arqueólogos, nacionales y extranjeros, que hemos dedicado nuestra vida al estudio del pasado de México, hemos sabido construir un ecosistema en el que es posible practicar nuestra ciencia y hacerlo como un bien social en tanto servidores públicos que somos.”

Pese a que en México la arqueología ha encontrado un terreno fértil para su desarrollo, quienes desarrollan esta disciplina se han enfrentado a diversos obstáculos como la reducción de presupuestos para los proyectos de investigación, la falta de herramientas e instrumental, la desaparición del programa de estímulos al desempeño de investigadores, no han sido renovados los contratos de cientos de profesionales jóvenes, entre otros agravios. “Esto sin duda impedirá a las nuevas generaciones forjarse una carrera sólida y de largo aliento”.

Es en este contexto que fueron publicados los nuevos lineamientos para la investigación arqueológica en México, el pasado 22 de abril, “como si algo nos faltara para ejercer nuestra profesión en el peor de los mundos imaginarios, sus cinco autores nos regalaron un documento de 18 cuartillas, cuenta con 58 artículos y un sinnúmero de adiciones que nos sumen en la desesperanza”.

Subrayó que este nuevo documento es una colección inacabable de requisitos, procedimientos burocráticos, de solicitudes, de autorizaciones, de prohibiciones, de plazos perentorios y de sanciones; “es un ejemplo de la estructura vertical imperante en nuestra institución y de la falta de comunicación”.

Por su parte, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma hizo llegar un breve texto, ya que no pudo asistir a la mesa de análisis, en el cual dijo que la ciencia, en cualquiera de sus ramas, debe contar con plena libertad para ejercerse.

“Es lógico que las instituciones posean los controles necesarios y muy especialmente proporcionen los medios indispensables para que tengan un óptimo rendimiento. Cuando algunas medidas rebasan en demasía a tal grado que la burocracia se sobrepone a la ciencia, entonces el asunto está mal.

”Hubo precipitación en sacar los lineamientos en materia arqueológica, los capítulos son tan restrictivos que el arqueólogo se la pasaría rindiendo informes.”

En conclusión, los panelistas mencionaron que hay suficientes argumentos, técnicos y legales, para demostrar que el consejo se ha excedido en sus funciones, por lo que se debe solicitar la derogación de estos lineamientos.