Conoce las zonas más vulnerables ante la erupción del Popocatépetl
septiembre 21, 2021
Ciudad de México. En los últimos días, el volcán Popocatépetl intensificó su actividad. Los gobiernos de distintos estados de la República advirtieron a los ciudadanos sobre la caída de ceniza en zonas pobladas. Y cómo omitir las asombrosas fotografías y videos de las explosiones y fumarolas emitidas por el cerro que humea. Estos eventos alimentaron los temores y revivieron la pregunta: ¿hasta dónde llegaría la devastación de Don Goyo?
El Popocatépetl nunca ha estado dormido, cabe aclarar. Siempre ha sido clasificado como un volcán activo. De hecho, es el segundo con más actividad registrada, pese a su engañoso reposo durante gran parte del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Debido a su gran cercanía con asentamientos humanos, el Instituto de Geofísica de la UNAM realizó en 2017 un extenso estudio sobre el radio de riesgos que implicaría el despertar absoluto del volcán.
En su Monografías 22: estudios geológicos y actualización del mapa de peligros del volcán Popocatépetl, el citado instituto compartió algunos mapas donde se aprecia claramente el alcance de los distintos fenómenos que ocurrirían durante y después de una erupción. De acuerdo a sus conclusiones, el área afectada abarcaría los estados de Puebla, Tlaxcala, Morelos, Ciudad de México y Estado de México. De igual manera, podrían incluirse Veracruz e Hidalgo, así como el norte de Guerrero y Oaxaca.
Proyectiles balísticos
Se refiere a los fragmentos de roca que expulsaría el cráter durante las explosiones. Según afirman las fuentes y observaciones del estudio, el alcance promedio de estos proyectiles es de 5 kilómetros a la redonda. No obstante, debido a la morfología del volcán, estos fragmentos balísticos podrían caer, en su mayor parte, en la región oriente, es decir, en áreas donde predomina el bosque y la vegetación. Los proyectiles pueden provocar incendios y, debido a la velocidad que alcanzan, perforaciones en materia sólida.
Ceniza
Quizá el elemento volcánico al que más estamos habituados. Se refiere, en efecto, a las partículas producidas por la fragmentación del magna. Cabe resaltar que no todas tienen esa forma como de polvo; algunas cenizas son más grandes y densas, y su presencia en la atmósfera puede prolongarse más de lo que imaginamos. La ceniza, en grandes cantidades, puede provocar el colapso de construcciones, así como daños e interrupciones en el transporte aéreo y terrestre. Además, su composición química la vuelve nociva a la salud.
Lahares
Son corrientes de lodo gigantescas, producidas por el repentino deshielo del volcán. La ceniza y la tierra se mezclan con el agua y dan origen a torrentes que pueden adquirir grandes dimensiones. La probabilidad de que se formen aumenta si se presentan lluvias o existen, cerca del cráter, cuerpos de agua como arroyos, ríos o lagos. La fuerza de un lahar es capaz de arrastrar grandes rocas consigo.
Lava
Este elemento, capaz de alcanzar temperaturas de hasta 1,100 grados, afortunadamente tendría una presencia mínima. Como señala la investigación de la Máxima Casa de Estudios, los derrames de lava se producirían en mayor medida hacia el noreste, este y sureste, dada la forma del cráter. Aunque, de darse una erupción, la devastación sería inevitable, el rango de alcance de las emisiones de lava estaría tan sólo entre 2 y 4 kilómetros cuadrados. Como referencia, la ciudad de Puebla está a 43 km del volcán. Le sigue Tlaxcala, a 53 km, y la CDMX, a 70 km.
Estas cifras responden a un escenario de mayor probabilidad; no obstante, es importante siempre estar prevenidos y tener a la mano la famosa mochila de vida. También es pertinente conocer las medidas que se seguirían en caso de una erupción. Si te gustó la nota, no olvides compartirla. ¡Especialmente a aquellos que se sienten nerviosos por la actividad de Don Goyo! Descarga y consulta el estudio del Instituto de Geofísica haciendo clic en el siguiente enlace.