Del jocoque y el Ángel de la Guarda de Andrés Manuel
octubre 5, 2021
Reza el refrán que quien con leche se quema hasta al jocoque le sopla. Y.
Fíjese que Su Alteza Serenísima declinó la invitación del Senado, prevista en el artículo 100 de la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, para asistir a la entrega de la medalla Belisario Domínguez a la senadora morenista Ifigenia Martínez.
La decisión del licenciado presidente tiene como fundamento el temor al ridículo, por decir lo menos, o la ausencia de valor para enfrentar en un terreno diferente al de la mañanera, a quienes considera opositores.
¿Qué pretextó a la maestra Ifigenia Martínez?
“Usted merece toda mi admiración y respeto, y por lo mismo tengo el deber de informarle que no estaré presente en dicha ceremonia, porque una legisladora del bloque conservador está convocando a que se me falte al respeto y considero que no debemos caer en ninguna provocación que ayude a la élite del poder económico y político, ni a sus empleados y voceros”, le escribió Andrés Manuel a la senadora.
Y es que, el pasado viernes 1 de octubre, en un tweet la senadora panista Lilly Téllez publicó: “El violador serial de la Constitución: el señor presidente López Obrador… vendrá al senado la próxima semana; es preciso hacerle frente”.
¿Miedo o precaución en Su Alteza Serenísima? La senadora Lilly Téllez no convocó a faltar al respeto al licenciado presidente. Pero…
Al inicio de semana, el Duce nos recetó en su actitud personal ese refrán que le viene como anillo al dedo –él dixit– con lo que le ha ocurrido en meses recientes y que, en Huauchinango, Puebla, tuvo un episodio digno de preocupación por la salud del país que implica la seguridad presidencial.
¿Quién se atreve a dar portazo en un acto encabezado por el Presidente de la República? No es pregunta simplista en tratándose de un asunto de seguridad nacional, por más que Andrés Manuel haya pretendido minimizarlo y utilizarlo para, por centésima ocasión, tomar la referencia de tiempos idos para justificar atropellos, demagogias, corruptelas, impunidades y otros etcéteras que ocurren y han ocurrido en su gobierno.
Lo cierto es que el Duce anda preocupado. Y mucho.
A la mitad de su administración, Su Alteza Serenísima Andrés Manuel es el mejor ejemplo de aquel refrán que reza “el que con leche se quema, hasta al jocoque le sopla”. Y, a las demostraciones de repudio a su gobierno y a él en lo personal, las mentadas de madre que acompañan a la demanda de cumplimiento de promesas, especialmente de ciudadanos que han enfrentado desgracias y pérdidas de familiares, responde con nerviosas justificaciones.
Por fortuna, lo ocurrido el domingo último en aquella localidad poblana, no llegó a mayores, no hubo agresiones físicas más allá de empujones y gritos de ciudadanos que, ¿casualmente?, no fueron incluidos en esas listas que maneja la Secretaría de Bienestar para atender a damnificados por las lluvias e inundaciones recientes.
Incluso, la señora que llegó hasta el Duce, en el presídium donde la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, se pasmó y hasta la botella del agua le robaron, sin duda es dirigente de una de esas organizaciones que ha servido a Morena, porque el licenciado presidente la trató con familiaridad. Pero…
Pero la muchedumbre estaba enojada y demandaba ser escuchada y que sus demandas fueran atendidas.
¿Me van a respetar?, preguntó a voz en cuello el Duce. Y como de cuando a acá el portador de la investidura presidencial debe hacer esa pregunta a sus gobernados que presume lo quieren y eligieron por amplia mayoría. Elemental, con su proceder y falta de respeto a quienes no comulgan con él, ha generado un clima adverso hacia su persona que lleva de la mano a la investidura.
Grave riesgo. Imagine usted que esa señora a la que el DJ en funciones de vocero presidencial, Chucho Ramírez, franqueó el paso, fuera armada o simplemente adiestrada para agredir a Andrés Manuel. ¿Lo protege el pueblo bueno como reiteró en la mañanera? Blofea, sabe que es creciente la animadversión a él y lo que representa. La presencia de militares y del secretario de la Defensa Nacional fue dique, sin duda, a una situación grave.
–¿Lo que ocurrió ayer en Huauchinango tiene una motivación política?, ¿en verdad es gente que no se les aplicó bien el censo?, ¿qué fue lo que pasó?, ¿cuál es la información que ya después de varias horas de lo ocurrido tiene?—le preguntaron a López Obrador en la mañanera de inicio de semana.
—Bueno –sesgó el licenciado presidente–, estamos iniciando un método nuevo para atender a damnificados. Antes compraban víveres, enseres, la Secretaría de Gobernación con el programa del Fonden; había mucha corrupción, lo he dicho ya en otras ocasiones, era un barril sin fondo (…)
Y minimizó el hecho. “Entonces, ¿qué pasa? Pues ayer nos dieron un portazo, así se le conoce cuando se hace una reunión como esta y de repente llegan visitantes, toman aquí, porque querían muchos plantear sus problemas y otros pues inconformes por este método de entrega (…). Ojalá y ya no vuelvan a haber estos portazos. La gente por lo general actúa con mucha responsabilidad y con mucho respeto, a mí me respetan mucho porque yo respeto al pueblo y le tengo un profundo amor al pueblo, y ellos lo saben”.
¿Lo respetan mucho? Dice que el pueblo bueno sí, pero “los de mero arriba, pues esos no, esos son muy majaderos, esos insultan; pero la gente humilde, aunque no esté a favor de nuestro movimiento, de nuestro gobierno, se expresa, pero con respeto y es cosa que yo agradezco mucho”.
¿En serio?, porque quienes dieron el portazo no eran de “los de mero arriba”; y lo que ha ocurrido recurrentemente en las localidades por donde hace giras nada tiene de respeto y cariño. Pero el Duce considera que son gajes del oficio.
Y blofeó amén de mentir. “Imagínense –dijo a su auditorio en la mañanera en Puebla– cuántos años llevo así, no solo enfrentando portazos, sino situaciones más delicadas y no pasa nada, la gente es muy responsable y el que lucha por la justicia no tiene nada qué temer; además, yo tengo mi ángel de la guarda que es el pueblo de México.
“Entonces, por eso puedo enfrentar cualquier situación adversa y por eso no traigo guardaespaldas ni me traslado en carros blindados y puedo ir a todos lados, tengo mi conciencia tranquila”.
Entonces, que su Ángel de la Guarda y senadores de Morena, del PT y del dizque Verde Ecologista lo acompañen a la ceremonia en la que se entregará la Belisario Domínguez a la senadora Ifigenia Martínez y post mortem al doctor Manuel Velasco Suárez. O, ¿en serio le tiene miedo a Lilly Téllez?
Lo dicho, Andrés Manuel es ejemplo de aquel que con leche se quema, hasta al jocoque le sopla. Habrá que recomendarle otro refrán: no temas como Judas… tuvo temor. Usted me entiende.
¡Ah!, con esto de los Pandora Papers de inmediato puso a salvo a sus cuates involucrados, como el secretario de Comunicaciones, Jorge Arganis Díaz Leal, menos a Julio Scherer porque, adujo, ya no trabaja en el gobierno, ¿será?, ¿no que casi hermanos? Digo.
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