Disenso y cabilderos de Palacio

octubre 15, 2020

La cotidiana embestida, desde el máximo púlpito del país, contra periodistas, reporteros, columnistas y medios de comunicación que disienten de la administración del licenciado López Obrador, ha dejado de sorprender incluso a los citados en esa letanía que los descalifica, estigmatiza e insulta con la ironía de, por ejemplo, colgar hamacas, en el Zócalo, para los dueños del diario Reforma y de El Universal para que se sumen al plantón de integrantes de Frenaaa.

Mire usted, no se trata de enderezar defensas a ultranza ni oficiosas de, quiérase que no, líderes de opinión que son llevados al linchamiento público por sus opiniones contrarias al actual régimen democrático, sí, democráticamente elegido por más de 30 millones de ciudadanos, aunque su bono se desgasta en similar medida que se desmantela o minimiza a instituciones creadas a partir de las raíces del México decimonónico, el porfirista con todos sus bemoles y atrocidades dictatoriales.

Y es que, con esa visión colonialista de arrasar todo vestigio de los viejos y corruptos gobiernos para supuestamente edificar al país de nunca jamás, sin análisis del pro y del contra se tumba todo, se destruye todo, en un aberrante símil a aquella imagen del teniente coronel Hugo Chávez Frías, ya en funciones de presidente de la república bolivariana de Venezuela, en un recorrido por calles de la que se presume zona residencial de Caracas, preguntaba a quién pertenecía tal o cual residencia o propiedad y ordenaba: ¡confísquese!

Justo ese tipo de decisiones, por ayunas de sustento con estudios básicos de la razón de ser de  fideicomisos y organismos públicos como el Seguro Popular o las estancias infantiles, han derivado en perjuicio de importantes sectores de la sociedad mexicana, en especial de los desprotegidos, un contrasentido del slogan “primero los pobres”.

Cita el coordinador de los diputados federales del PRI, René Juárez Cisneros, que no hay oposición a desparecer fideicomisos y fondos cuyas tareas no tengan sustento. Pero, acota, la decisión de finiquitarlos debe ser mediante una operación quirúrgica, con bisturí mas no con machete porque ésta es una opción bárbara.

Merced a esa básica premisa del análisis, el bloque opositor en Cámara de Diputados puso en vilo el proceso legislativo que finalmente derivó en la desaparición de 109 fideicomisos y fondos que supuestamente carecen de estructura, con el voto de la mayoría de Morena y socios del PT, PVEM y del PES, con algunas excepciones de estas bancadas que, en casos específicos, votaron en contra.

Pero, es importante subrayarlo, esos 109 entes públicos no han desaparecido ni sus recursos que, en conjunto, se significan en una bolsa superior a los 70 mil millones de pesos, han pasado a control de la Secretaría de Hacienda ni de la decisión unipersonal de Andrés Manuel López Obrador.

Falta la aduana del Senado de la República, donde se pulsa en el ámbito de Morena la decisión de avalar en su conjunto a la minuta que le turnó Cámara de Diputados con las reformas a diversas leyes que dieron pauta a decidir la desaparición de esos organismos.

Es, por tanto, perversa manipulación enunciativa ésta que da por hecho que los fideicomisos han pasado a mejor vida y dejado en la zozobra a miles de trabajadores. ¿Se vale proceder con esa engañifa?

En el Senado, en especial en la Comisión de Hacienda, encargada de proceder al análisis y dictamen de la minuta de marras, no hay la menor intención de hacer el juego al procedimiento de la mayoría de diputados federales que atendieron como una orden la “recomendación” del licenciado López Obrador de desaparecer a los 109 fideicomisos, medida que inició con una docena y luego subió a 45 para finalmente concretarse en esos 109.

En esta etapa del procesamiento legislativo entra la difusión de quejas y demandas de trabajadores y empleados de fideicomisos de suyo importantes como los que atienden a ciencia y tecnología, aunque María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, acusa que eran fondos de corrupción y opacidad pero no ha mostrado un solo documento ni denuncia penal contra absolutamente nadie por actos de corrupción.

Quienes desde espacios de comunicación de todos tamaños han defendido y apoyado demandas contra la desaparición de fondos y fideicomisos han sido criticados y censurados por el licenciado López Obrador, no en el sentido de pedir a las empresas periodísticas que no publiquen ni divulguen opiniones, no, simple y llanamente desde el púlpito montado en el Salón de la Tesorería, en Palacio Nacional, declaraciones que su línea mercenaria festeja y sube a redes sociales y, como parte de su tarea, los reporteros de verdad deben citar en sus notas informativas.

Pero, temas como éste de los fideicomisos no surgen por generación espontánea en las mañaneras, no.

Es la línea mercenaria que igual ha desplegado un papel de cabildeo, al que se han sumado ciertos corresponsales de medios de comunicación del interior del país, que en aparente candidez o como pateando el balón siembran preguntas y dan la pauta para que Andrés Manuel suelte lo que su pecho, que aduce no es bodega, le conecte con el cerebro y dispare descalificaciones contra la oposición, en la que ve al enemigo que quiere echarlo de Palacio Nacional.

Así, uno de esos mercenarios le puso en bandeja el tema de los fideicomisos y el licenciado presidente se fue de frente sin mostrar una sola prueba de sustento ni un documento y menos denuncia penal, que ameritaría el tipo de delito cometido. A saber:  

“(…) Pues que los que están defendiendo a los fideicomisos pues están defendiendo a la corrupción, así de claro, porque estos fideicomisos no tenían ningún control; inclusive la Auditoría Superior de la Federación lo ha expresado, que no había transparencia y desde luego se transferían fondos del presupuesto público, dinero de todo el pueblo, a grupos y a empresas, se subsidiaba a corporaciones que tienen muchos recursos, todo esto bajo el supuesto de que se fomentaba la ciencia y la tecnología.

“Pronto vamos a tener ya terminado el trabajo de evaluación, el diagnóstico de cada uno de estos fideicomisos (es decir, se tomó la decisión por pura voluntad o percepción) y les vamos a dar a conocer aquí, por eso están muy nerviosos, primero, tratando de oponerse.

“Dicen: ‘Se están confiscando bienes’, o sea, Hacienda, que es la que maneja el presupuesto público, está confiscando los bienes de los fideicomisos. Si es el mismo dinero del pueblo, lo que está haciendo es recogiendo ese dinero porque estaba siendo mal utilizado y porque había corrupción. Entonces, vamos a informar aquí.

“Es algo parecido a lo que vimos ayer, les debería de dar vergüenza, deberían de ofrecer hasta disculpa, pero es tanta su ambición al dinero y su prepotencia y las malas costumbres, que enseñan el cobre defendiendo lo indefendible. ¿Qué pueden estar preocupados si deportistas, si artistas, si escritores, si investigadores están recibiendo apoyos? Los van a seguir recibiendo, no les va a faltar”.

Y se preguntó el licenciado López Obrador: “¿Cuál es la preocupación?, ¿por qué se defiende este gobierno paralelo o esta dualidad administrativa que eran los fideicomisos?”

Y se respondió a modo: “Un distintivo del neoliberalismo era que, para permitir el saqueo de los bienes nacionales y favorecer a una minoría, pues fueron creando todo este andamiaje de organismos autónomos para cooptar, comprar conciencias, lealtades, Porfirio Díaz le llamaba de otra manera, le decía ‘maicear’. Pero ya se terminó eso, ya no hay partidas de moches, ya no se va a permitir la corrupción, nadie va a poder medrar al amparo del poder público, como lo hacían anteriormente”.

Pero, ¿cuál es su postura frente a la crítica de sus opositores? Lea usted:

“Y no le hace que surja el Frenaaa 1, el Frenaaa 2, el Frenaaa 3 y que se venga aquí a protestar el señor Junco del Reforma o Ealy Ortiz de El Universal, que sigue abierta la convocatoria, el llamamiento, la invitación y que se vengan aquí, que les vamos a colgar unas buenas hamacas y los vamos a cuidar. Así como me cuidan a mí cuando voy a las giras, como dice El Universal, miles de soldados, así vamos a cuidar a Juan Francisco Ealy Ortiz. No les va a pasar nada”.

Y qué de las pruebas. Por de pronto ya tiznó por enésima ocasión a sus críticos, los enemigos, consecuencia de preguntas sembradas por los mercenarios que, para completar la chuleta, han asumido tareas de cabilderos. Sólo escúchelos en las mañaneras, escúchelos. Conste.

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