Don Miguel ha curado a médicos y al Arzobispo

septiembre 30, 2019

Juan David Castilla Arcos. Xalapa. Miguel Hernández Aquino inició como huesero cuando tenía apenas 10 años.

El señor, de 63 años, se convirtió en alumno de un adulto que estaba a cargo de un local de “hueseros” en el mercado Jáuregui y que, posteriormente, se convirtió en su padre adoptivo.

Después de un tiempo, su maestro falleció y heredó el negocio.

Don Miguel ha atendido dislocaciones, fracturas y torceduras en general, pero también ha curado a la gente del espanto, de las anginas, del estrés y del empacho.

“Eso hacemos aquí, tengo más de 50 años de estar ejerciendo este oficio”.

Durante su trayectoria, ha atendido a diversas personalidades políticas y religiosas.

El arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, ha sido su paciente.

“He curado doctores, ha venido el señor Hipólito, el arzobispo, he curado a bastantes personas importantes“.

incluso, ha curado a decenas de médicos, cuando ellos han sido quienes más desacreditan a los “hueseros” y recomiendan a la gente evitarlos.

“Los médicos no nos tienen en buen concepto”.

INCREDULIDAD, SU PEOR ENEMIGO

Sus ganancias económicas han disminuido más del 50 por ciento en la última década.

El huesero atribuye dicha situación a la incredulidad de la gente hacia su actividad.

“Mucha gente no cree en los hueseros, prefieren ir con un médico, porque ahí les recetan muchas cosas, yo aquí solo ocupo mis manos para curar, no utilizo otra cosa mas que alcohol”.

A su juicio, hay personas que se hacen pasar como hueseros y realmente no lo son.

“Hay muchas personas que dicen que curan y la verdad muchas veces no hacen su trabajo como debe de ser”.

Hernández Aquino se considera una persona honesta, toda vez que, cuando ni puede ayudar a alguien por la gravedad de su lesión, prefiere recomendar una cita con médicos especialistas.

“Los hemos mandado con el médico, para que ahí lo atiendan y les den el servicio que requieren, porque aquí los tallamos, les acomodamos los tendones, les acomodamos el hueso”.

POCAS GANANCIAS

El huesero cobra solo 50 pesos por cada intervención.

Considera que se trata de una tarifa justa, para ayudar a la gente y no solo sacar un beneficio económico.

“La persona que me enseñó, me enseñó que tampoco debes aprovecharte. Muchas personas me dicen que mi trabajo vale más, pero mi escuela es esa”.

El oriundo del municipio de Acajete ha transmitido sus conocimientos a su hijo, quien labora con él.

Busca que las nuevas generaciones adopten el oficio, para evitar que éste desaparezca.

A su parecer, ha disminuido el número de hueseros “auténticos” en la ciudad.

Incluso, comenta que es más notoria la presencia de “charlatanes”.

No obstante, él está decidido a ejercer con mucha pasión su oficio, mientras su condición física lo permita.