El canto de cisne de Agnès Varda
enero 9, 2020
México/Notimex. Considerado como el canto de cisne de una de las documentalistas más importantes del siglo XX, Varda por Agnés (2019) parece ser la anticipación de un final consumado. Un mes después de haber estrenado el largometraje en el Festival de Cine de Berlín, Agnès Varda (1928-2019) falleció elevando el valor testimonial de su último documental.
En este largometraje —exhibido en la Sala 10 de la Cineteca Nacional— la realizadora hace una disección muy intuitiva y parsimoniosa de toda su obra. Utiliza diversas conferencias como hilo conductor de su narración, explicando cuáles fueron sus inquietudes y motivaciones para grabar determinada cinta.
En ocasiones, el documental sale de la retrospectiva y se coloca en tiempo real, como en la conversación que Varda tiene con la protagonista de Sans toit ni loi (1985), Sandrine Bonnaire, recordando las complejidades del personaje y cómo interactuaron en aquella realización, resaltando la importancia de que la protagonista fuera una mujer.
Resulta muy interesante la explicación que da de sus películas desde el punto de vista plástico, como el uso de transiciones con diferentes colores o la culminación de un plano secuencia en determinada toma, todo en aras de construir un discurso que se manifiesta visualmente y sólo es perceptible a través del lenguaje fílmico.
Durante su recorrido, Varda por Agnès testimonia el papel que la cineasta jugó en la lucha por los derechos de la mujer, especialmente con la realización de L’une chante, l’autre pas (1976), haciendo gala de una congruencia que sólo el tiempo le permite lucir con sencillez, carente de toda pretensión.
Por los acontecimientos que rodearon su estreno, Varda por Agnès funciona en dos niveles: puede ser una nostálgica autobiografía narrada a través de su quehacer cinematográfico, pero también es una excelente clase de cine narrada por una realizadora que se volvió dueña de sus recursos y los explica con una claridad muy poco común.