El Covid-19, ¿al servicio de un proyecto mundial de dominación?

abril 27, 2020

Es un hecho incontrovertible que el pensamiento de la derecha, el ansia de la dominación mundial por un gobierno planetario de grandes transnacionales, ha sido sustentado, antes y durante la pandemia del famoso coronavirus respiratorio –no, como se ha demostrado, del aparato vascular circulatorio- de la ultraconservadora cultura general del miedo universal.

Muchos estudiosos y observadores de todas latitudes insisten en resaltar algunas de las hipótesis en las que se ha apoyado la nueva teoría del miedo universal: la inconsecuencia de que el número de fallecidos en el mundo por gripe estacional es tan alto que la OMS ofrece únicamente estimaciones anuales de número de contagios y fallecidos.

Según éstos, «la tasa de ataque anual de la gripe a nivel mundial es del 5% a 10% en adultos, y del 20% a 30% en niños. La enfermedad es causa de hospitalización y muerte, sobre todo en los grupos de alto riesgo (niños muy pequeños, ancianos y enfermos crónicos).

Estas epidemias anuales causan en todo el mundo unos 3 a 5 millones de casos de enfermedad grave y unas 250 mil a 500 mil muertes.

En México, para la temporada 2019-2020, se confirmaron 4 mil 254 casos positivos a influenza, con un predominio de A (H1N1) seguido de AH3N2 e influenza B. A pesar de que la curva epidémica de casos confirmados a influenza presentó un comportamiento esperado, se  presentaron 211 defunciones.

“Los ancianos viven demasiado y son un riesgo para la economía”: FMI

Aún más: las teorías darwinistas y malthusianas de conspicuos dirigentes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, quienes han insistido en la necesaria reducción de la población de comensales improductivos de la tercera edad y del mundo de las regiones miserables de la Tierra, que están robando oxígeno a las actividades de la población productiva.

El hecho de que es la primera vez en la historia de la medicina que una peste de este tipo es atacada por la reclusión domiciliaria de la población y no de las masas enfermas, como se estilaba en las épocas medievales. El hecho no comprobado de la eficacia de las pruebas PCR, para determinar el contagio, un procedimiento todavía en pañales y demasiado costoso para ser aplicado instantáneamente entre la población supuestamente infectada.

El contrasentido de que los poderosos laboratorios de todas latitudes no se hayan decidido a producir medicinas a base de antibióticos, vitaminas C, anticoagulantes y antiinflamatorios, como siempre se ha hecho tratándose de las enfermedades respiratorias de la humanidad. Sobre todo, sabiendo que el coronavirus de marras es sólo una mutación de virus que habitan dentro del cuerpo humano desde tiempos inmemoriales, por ejemplo.

Las regiones menos afectadas no tienen capacidad de endeudamiento

La vía rápida de los sistemas sanitarios de extender certificados de defunción, muchas veces hechizos, basados en el coronavirus, cuando todos los tipos de virus corona, huéspedes ancestrales, son identificables por procedimientos más sencillos y eficaces.‎ El pánico que ha sido desplegado para enfermar a la humanidad de terror, antes de saberse contagiados de una peste supuestamente desconocida.

La insistencia en que los seres humanos se protejan y se enemisten  de los otros, por simples sospechas y por propaganda de medios de comunicación interesados en sembrar el miedo, antes de atacar la pandemia. El ataque mediático contra la insurrección popular o las sospechas ciudadanas, acusando a quien duda del coronavirus como enemigos de la colectividad.

La duda que emerge en los centros de pensamiento independiente cuando se dan cuenta de que las regiones menos afectadas por la pandemia son precisamente aquéllas que no tienen la capacidad de endeudamiento para empeñarse en préstamos ofrecidos por los organismos financieros cuya función es precisamente prestar dinero a buenos recaudos.

Certeza médica ancestral: mata más el miedo que la enfermedad insalvable

Precisamente, los países africanos más atrasados, con ingresos per capita que no rebasan algunos dólares mensuales o anuales, han sido los menos afectados por esta nueva peste, que ha sido demostrado hasta la saciedad haber sido incubada en laboratorios gringos y de la Pérfida Albión, e inoculadas en la capital católica de China, Wuhan.

La certeza médica ancestral de que mata más el miedo que la enfermedad insalvable, como sucede cuando por terror inducido la población señalada por la inminencia sanitaria del contagio y la correspondiente propaganda mediática destruye la voluntad, baja las defensas naturales del hombre y expone al individuo a atacar a los virus con defensas inmunológicas afectadas y disminuidas, lo que convierte a la población en presa fácil de las enfermedades virales.

La red 5G en disputas imperiales para ver quien toma el mando inminente

‎El proverbial culiempinamiento de los sistemas políticos manipulados por ignorantes, que al no saber de dónde viene, ni qué es, ni cuáles son las características del enemigo viral, optan por entregarse a los rumores de importación, para no quedar como pasmarotes ante sus pueblos.‎

Presas fáciles de cualquier vacuna salvífica que en cualquier momento será producida por un gran trust de la farmacopea y puede contener elementos abortivos o transgénicos, que pueden inocular en las franjas de población «salvadas», en rebaños oradores de cualquier chip electrónico que haga más efectiva la participación de los big brothers del dominio, y produzca un mejor control de las franjas vulnerables, casi todas, para ponerlas al servicio de los grandes experimentos del gobierno mundial a cargo de las grandes empresas transnacionales.

Chivos propiciatorios que serán el nuevo campo de prueba de cualquier penetración bélica, económica y financiera, decidida en cualquier momento por los grandes intereses hegemónicos en los que puede dividirse el mundo de mañana o pasado mañana, cuando los modernos inventos cibernéticos, como la red 5G, en disputas imperiales tomen el mando inminente.

Dependeremos de las «dictaduras sin lágrimas”, las transnacionales

Porque el aviso ya está dado en todos los idiomas y países: la población que haya enfermado, así como la ahora asintomática, no dejará de estar en sus manos, toda vez que el coronavirus y sus futuras mutaciones, manipuladas desde los laboratorios imperiales, llegó para quedarse, posiblemente por el resto de lo que quede del siglo veintiuno, o más allá.

Esto es, los que se hayan salvado, pasando esta pandemia, no estarán del todo inmunes. Faltan generaciones enteras presas de embates sanitarios para no dejarnos respirar tranquilos, y seguir dependiendo de las «dictaduras sin lágrimas «, como se les ha dado en llamar a los gobiernos transnacionales que desde ahora se incuban, para desgracia del género humano.

Quitar de en medio a quienes estorban y consumen más de lo que producen

Las ideologías darwinsitas y malthusianas se han apoderado del mundo a pasos agigantados. El objetivo es dejar paso libre a los países industrializados del Norte, eliminando  a las poblaciones del miserable Sur, para que los primeros disfruten a placer de los enormes recursos naturales y geográficos de esta zona del planeta.

¿Qué si lo descrito parece una película de ciencia ficción? Para nuestra desgracia sí, es lo más parecido, porque se observa cómo avanza el proyecto en cuestión, a punto de hacer efectivo el inicio del sueño eterno de las potencias económicas: quitar de en medio a las poblaciones que estorban y consumen más de lo que producen, para hacerse de todo, cuanto antes.

Como en cualquier establo que se respete, en el nuevo mundo, las poblaciones miserables seguirán confinadas, recluidas, encerradas en sus chiqueros de cuatro paredes, mientras los que tengan derecho a vivir y consumir, obviamente los linajes predestinados, florecerán a todo trapo.‎ Este parece ser el nuevo rostro del futuro inmediato, si no nos ponemos las pilas. Si no les damos a entender que sabemos su juego perverso.

Inaceptable ser los cobayos en este proyecto de dominación mundial

Es el momento de la insurrección popular, de la toma de conciencia cívica, del despertar de la ciencia médica realmente informada, para hacer frente a la conquista sanitaria y a la limpia genética que se promueve desde los centros de poder. Igual que lo hicieron cuando promovieron a través de Hitler la limpia del deleznable Holocausto.

Sólo que ahora, las comunidades israelitas de los demasiado ricos, están a la punta del embate. Basta ver al Papa Francisco en el Vaticano besando los anillos de la familia Rockefeller, de visita en ese centro ceremonial de los católicos. No nos engañemos: ellos son unos, y nosotros somos los demás.

¿Que se trata de un análisis tendencioso o sesgado? Hago votos por equivocarme. Sería lo menos malo que pudiera pasar. Pero todo indica que estamos en el camino correcto. Como siempre: piensa mal y acertarás. Lo que no podemos aceptar es ser los conejillos de indias, simples cobayos  en este proyecto de dominación mundial.

Por un gobierno comprometido, no de agachados e inconscientes

Pero para eso necesitamos líderes inteligentes, gobiernos despiertos y audaces, los que por lo visto, en nuestro caso son más que rara avis.

Dios nos agarre confesados.

Mínimo, hacía falta tener conciencia a tiempo.

Tener realmente un gobierno comprometido, no un puñado de agachados e inconscientes.

Hasta ahora, aquí seguimos en manos de los cuentachiles, ignorantes y soberbios.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Una investigación del diario Reforma publicada ayer domingo apunta que “México tiene casi 150 mil muertes al año por afecciones cardiovasculares, unas 100 mil por diabetes y unas 50 mil por enfermedades pulmonares obstructivas y neumonías. El homicidio doloso, causado por narcoviolencia, cobra unas 36 mil vidas al año. La tasa de mortalidad por cada 100 mil habitantes de enfermedades del corazón es de 117.2; diabetes 80.1, neumonía e influenza es 22.2 y enfermedades pulmonares 18.5 por ciento. El desafío que presenta el Covid-19 para el País en su sistema hospitalario y en la pérdida de vidas es aún una incógnita. El gobierno federal ha llegado a estimar la posibilidad de que cause unas 8 mil muertes, una cifra inferior del daño que causan los males crónicos que afectan a los mexicanos.”