El fantasma de Sadam Hussein se pasea en Palacio Nacional

enero 18, 2021

Las últimas horas del gobiernito en curso han mostrado ante el mundo signos de inconfundible agonía. Un Estado dominado, falto de control sobre estructura alguna, ausencia de respuestas a lo indispensable. Se ha desbordado la pandemia, tratada con métodos inversos a los recomendados por la OMS. Se han alebrestado las Fuerza Armadas. Hay señales de rebelión entre los más cercanos y supuestamente influyentes. 

Nadie, ni adentro ni afuera, está conforme con un estilo personal de ejercer el mando prestado por seis años con absoluta arrogancia, soberbia y estulticia. Ningún aparato de gobierno acepta ser engañado durante tanto tiempo, todos los días. Ninguno. Es ignorancia o ingenuidad supina creerse lo contrario. Todo está sujeto a las reglas de la lógica y de la congruencia. 

El régimen actual, llamado de la Cuarta Transformación, es un regimencillo de cuarta, efectivamente. Es, y así está catalogado por los analistas serios de aquí y del extranjero, como un monumento a la inexperiencia, a lo insensato. Es ya el último grito de un modo infame que intenta presidir la ideología destructiva, una campaña permanente para usurpar el poder conferido hace apenas dos años.  

Es además, confirmado con datos duros, la prueba palpable de la falta de cohesión, de mando y de respuestas. La falta de oficio que se construyó a partir de las abjuraciones del “caudillo” cuando comenzó a demostrar la inepcia para conducir un país desgarrado por una crisis fantasmal provocada por el desdén hacia los serios del sistema. 

Cómplice de los criminales. Su argumento: actuar de buena fe 

El reconocimiento brutal de la falta de conocimiento del país, el que no han entendido que lucha por sobrevivir en la hecatombe de la miseria incentivada por las decisiones ridículas de querer correr cuando no se puede caminar, cuando se quiere abarcar todo el poder sin tener una peregrina idea de nada. La suma cero de la inoperancia y del camino elegido para prevalecer sobre todos, sin resolver absolutamente nada. 

Es la estulticia que corona los pronunciamientos de la incapacidad. La que justifica las declaraciones y acciones de no apresar a los grandes delincuentes «porque eso sería generar desestabilización e ingobernabilidad», cuando es todo lo contrario. Se confiesa la complicidad con los criminales con argumentos disfrazados de buena fe, cuando en el fondo es miedo de ir contra sus valedores, contra los que le dieron el dinero. 

Abusan de los verbos robar, mentir y engañar. Hacen lo contrario 

La declaración, repetida hasta la saciedad, de no luchar contra el virus maligno, porque ése se iba a combatir con estampitas e invocaciones de curanderos chafas. La solución, igual que en todo, a falta de los mecanismos conducentes de gran visión, es sólo no robar, no mentir, no traicionar. Y han abusado de todos esos verbos. Se ejecuta el robo, la mentira y la traición cada minuto que pasa. 

El hecho es que el virus, una gripa grandota diseñada por las cúpulas del nuevo orden mundial para asesinar sobrantes de la población improductiva, se cebó contra los íconos de la Cuarta Corrupción y demostró que así no se puede, cuando los hechos son contrarios a todas las palabras y a todos los balbuceos proferidos desde el templete de las “mañaneras”.  

Van en todo, con furia desusada contra los más pobres, contra los indefensos y contra los débiles. A los conservadores más poderosos les dan más concesiones, obritas de relumbrón, reconocimiento y más dinero. Lo que es fustigamiento en público, frente a los piratas de la pluma, en las residencias privadas de los consentidos, se traduce en elogio y admiración reverente. 

Sevicia, crueldad psicológica que hace sufrir primero a los pobres 

Recortaron el setenta y cinco por ciento del gasto social y productivo, para enseñarles a los de abajo que no son de su predilección. El puño del Estado y los impuestos sólo son para los cautivos y para algunas factorías del extranjero que no gozan de la protección en sus casas matrices. Pero con que regresen algunos bilimbiques piensan que ya establecieron la justicia distributiva. 

Sevicia, maltrato, crueldad psicológica para hacer sufrir a los olvidados de siempre. A los gobernadores sumisos, a los medios apapachados, a los expresidentes orgánicos. A los demás, ni tocarlos, porque gozan del pacto de impunidad y no agresión, porque apadrinaron y avalaron su llegada a Palacio Nacional.  

El régimen agónico carga la sevicia contra los que se atreven a pensar y a descubrir que el emperador anda desnudo. El sabotaje y el golpe blando a las estructuras del Estado finalmente es en contra de sí mismo, porque el estado y el bienestar es sólo él, y después el diluvio. Él es el camino, la verdad y la vida, el que encarna todas las virtudes de lo que hasta ahora puede llamarse una República… y es sólo un hombrecillo maltratado en su infancia, sin atributo considerable. 

No era Benito Bodoque, sino El Coyote y su fracaso marca ACME 

El miedo es concomitante a la complicidad para el caso mexicano y para cualquier caso en el mundo. La destrucción de universidades, centros de investigación, organismos autónomos, fideicomisos culturales y ahorros obreros en las afores debe acelerarse según ellos, sólo porque no llevan el sobrenombre de bienestar, y así son candidatos al exterminio. 

En la lucha por reelegirse y los agravios contra la oposición cohesionada, sólo está este coyotito del desierto, fallido, igual que en las caricaturas de Chuck Jones, condenado a jamás atrapar al astuto correcaminos, pues nació para perder, aunque se crea lo contrario.  

Benito Bodoque, el pandillero de Don Gato, no es el adecuado para distraer el ropaje de última hora a Salvador Cienfuegos. Es el coyote vencido por el correcaminos, el que debió ser utilizado, la marca ACME de lo ‎fallido. Lo que está convirtiendo al “caudillo” en una ridícula réplica, muy parecida a la de Sadam Hussein. 

El peleonero de hoy, es el miserable cobarde de hace unas horas 

Se quiere utilizar el caso Cienfuegos para bravuconear frente a la DEA y en contra de Joe Biden. ¿Dónde estábamos todos cuando presenciamos al agachón que se congraciaba y se humillaba frente al loco Donald Trump? Tiempos y movimientos hipócritas, fallidos, escandalosamente ruines para precipitar al país al vacío, a un páramo desprovisto de algún elemento para sobrevivir ante la locomotora que llega dentro de pocos días.  

El peleonero de hoy, fue el miserable cobarde de apenas hace unas horas. El que jura por ésta que la DEA le fabricó las pruebas al general. El que finge no saber de la complicidad y el agandalle de la cúpula de Lomas de Sotelo con los grandes capos del narcotráfico.  

El peleonero de cantina que cree que por haber comprado cuatro o cinco generalitos sin oficialidad ni tropa, tiene comprado al ejército completito. El que no sabe, o finge no saber, es que la liberación del ratoncito Ovidio Guzmán en Culiacán, encabronó al Ejército completo. El que no ha aprendido la lección boliviana de Evo Morales. 

El que finge no saber que en las primeras horas de la detención de Cienfuegos en Los Ángeles, California, dijo que era un oficial corrupto, para esquivar todas las acusaciones en contra de él. El que ignoró que en esa postura estaba la descalificación sobre las Fuerzas Armadas. La oficialidad, la tropa, están en contra de él. Está más solo que un gusano en gallinero. 

Le ordena al perfumadito Gertz Manero que exonere al general, alegando amnesia. Cuando todos los sensatos del régimen cerrado, de los gerifaltes más cercanos, decían que no juzgar a Cienfuegos, después de haberlo extraditado era un suicidio. Lo fue. Y está más asustado que Piolín cuando entra el gato a la jaula. Ojalá tuviera cerca a Benito Bodoque, pues le recomendaría lo que debe de hacer. 

Pero si de los libros de texto, que nunca abrieron, no entienden, de las caricaturas, mucho menos, es demasiada filosofía popular para que la digieran. Lo de ellos, los empoderados de ocasión, es la revoltura, la miseria humana, la lucha contra lo construido con el esfuerzo de muchas generaciones de mexicanos de bien. 

Utiliza una pistolita de agua para enfrentarse al verdugo histórico 

Lo dicho: el fantasma de Sadam Hussein se pasea, inconfundible, sobre el sillón más cómodo de Palacio Nacional. Pide a gritos se le exonere ante la historia, que haya un mentecato más ingenuo que él. No se vale utilizar una pistolita de agua para enfrentarse al verdugo histórico. 

Primero hay que saber lo que se tiene, hasta para cantar un pleito de cantina. 

El régimen Tepetitán agoniza.  

Hay que ayudarle a bien morir.  

El arma es el voto del próximo seis de junio.  

¡Todos a las urnas! 

¿No cree usted? 

Índice Flamígero: El gobierno de Donald Trump –sí, todavía el de Trump– realizó una “inusual” declaración la noche del viernes, en la que el Departamento de Justicia respondió al presidente Andrés Manuel López Obrador refutando que el caso Cienfuegos no fue “fabricado”. En una declaración atribuida a un portavoz del Departamento de Justicia de EU, se dice “profundamente decepcionados por la decisión de México de cerrar la investigación del exsecretario de Defensa Nacional de México, general Salvador Cienfuegos Zepeda. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos respalda plenamente su investigación y los cargos en este asunto”. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos también está profundamente decepcionado por la decisión de México de publicar información compartida con México de manera confidencial. La publicación de dicha información viola el Tratado de Asistencia Legal Mutua entre México y Estados Unidos, y cuestiona si EU puede continuar compartiendo información para apoyar las propias investigaciones criminales de México”. Finalmente, el Departamento de Justicia de las Naciones Unidas señala que los hechos presentados hoy por México muestran que el caso contra el general Cienfuegos, de hecho, no fue inventado, pues argumentan que “esos materiales también muestran que la información en la que se basó para acusar al general fue recopilada legalmente en EU, de conformidad con una orden judicial apropiada y en pleno respeto de la soberanía de México. Un gran jurado federal analizó ese material y otras pruebas y concluyó que los cargos penales contra Cienfuegos estaban respaldados por la evidencia”.