El único engañado es el enano del tapanco

abril 7, 2021

Sin Blancanieves, los enanos siguen con su fiesta interminable. Otra vez engañando al respetable público con sus ocurrencias y zarandajas. Pero cada vez son más peligrosas, más letales. Ahora salen con el cuento bufo de que los estímulos fiscales de Joe Biden por 1.9 billones de dólares nos lanzará al estrellato. Somos muy ricos, dicen. Y las elecciones tocan a la puerta. 

Aparte de que otra enanita por ahí dice que esta vez Biden nos regalará vacunas de AstraZeneca, porque ya dieciocho países serios en el mundo dejaron de aplicarla por sus efectos mortales de trombosis. Vaya consuelo. Lo único que hace, aparte de atentar contra el pueblo, es reconocer que jamás compraron una sola dosis. 

La cantidad que va a meter el imperio en su recuperación, equivalente a casi el doble de nuestro producto nacional bruto en años, la aplicarán en doce meses allá. Aquí no metieron un solo quinto en la recuperación de las pequeñas y medianas empresas cuando se necesitaba.  

Aquí, la pandemia lo único que hizo fue acelerar la corrupción en materia de compras de medicamentos en general, en la distribución del producto regalado, en el manejo del oxígeno y los hospitales, en la aplicación de las pocas vacunas regaladas, etcétera. Y ahora vienen a decir que nos van a regalar las que provocan muertes. 

El titular de Hacienda, aburrido de decir mentiras 

La cantidad estratosférica que va a invertir el imperio en su recuperación sólo podría ayudar a la economía nacional en el caso de que el aparato productivo no estuviera desmantelado, en el caso de que las actividades productivas estuvieran en pleno apogeo. No es el caso, desafortunadamente.  

Las únicas actividades que podrán ser incentivadas son la exportación de automóviles y la exportación de algunos productos agropecuarios que maneja la élite de los agricultores de siempre. Hasta las remesas están en jaque, toda vez que los paisanos migrantes que recibirán los estímulos son alrededor de seis millones de exiliados productivos. Los demás, no. 

La pandemia vino “como anillo al dedo” sólo para beneficiar a los ganones de siempre. Para todos los demás, lo único que va a causar es un fenómeno de inflación y devaluación, toda vez que no está preparado el aparato productivo para una inyección de ese tamaño.  

Debemos tomar en cuenta que, para una economía catatónica, esos flujos de inversión a través de estímulos fiscales nada más no llegarán, vendrán a causar un daño mayor. Pero los enanos están de fiesta, solos ya ricos, brincamos la vara, hay que festejar que con ese dinero hasta podremos bajar las tasas de interés de los créditos, dice el secretario Herrera, aburrido de decir mentiras. 

Otra vez fallaron las amenazas de las “mañaneras” 

Ya para entonces, la amenaza de una reforma fiscal regresiva como la que se pensaba entre las huestes de Ramírez Cuellar no será necesaria. Otra vez fallaron las amenazas de las “mañaneras”. Los que estaban asustados, ahora se regodean en las burlas para el único engañado, el enano del tapanco. Al que siempre engañan diciéndole que ya está la fórmula para arrasar en las elecciones intermedias. ¡Gulp! 

‎Hasta el pleito con las calificadoras de riesgos de inversión pasó a la historia ñoña. Ya no habrá necesidad de nada, somos ricos, dicen los enanitos de la carpa bufa. Así es que los que hablan de que gracias al impulso económico estadounidense creeremos arriba del cinco por ciento o seis, simplemente están piraos. 

Aquí seguiremos con las diversiones del año: a falta de vacunas compradas, se echó a andar el asunto de la Auditoría, para la distracción. A falta de las razones para elevar a Salgado Macedonio, el desafuero fallido del gobernador de Tamaulipas. A falta de distractores a modo, la aprobación fast track de la ley eléctrica, fallida también.  

A falta de apoyo para la ley eléctrica, el embate contra el Poder Judicial y cualquier autonomía que se respete. A falta otra vez de vacunas, el fuero presidencial, la caja chica, los ataques a las autonomías del INE, de los organismos autónomos constitucionales, pero nada pega. 

Los indecisos se la van a cobrar cañón a Morena 

La razón es la falta de confianza y de certidumbre hacia el que dice que manda en Palacio Nacional. Un tipo sin fuerza, sin estatura, sin información, que revela el gobierno de un hombre solito, un enano del tapanco que quiere imponer la Corte de los Milagros. Sólo se encarcela al que tenga la razón.  

Un tipo solito que corre contra el reloj, que revela en su desesperación que sus índices de aprobación o de popularidad no son reales. Que sus candidatos impresentables están siendo rebasados porque él insiste en poner la plana, en influir en todo, sin que nadie le diga que sus intervenciones descocadas sólo producen efectos negativos. 

A estas alturas del partido, de las quince gubernaturas en juego, sólo están para Morena las que se pueden salvar milagrosamente: Tlaxcala y Colima. En todas las demás, incluyendo Sinaloa de Guzmán Loera, la oposición va al frente. Los indecisos, los que no han querido por cuál partido van a votar, se las cobrarán cañón.  

Si acaso se ganara Nayarit, entre los tres estados se produciría un puñado de diez diputados federales que bien podrán caber en un elevador.‎ Ese grado de derrota es el que espera a Morena. 

También es inexplicable el manejo del semáforo sanitario 

Una acuciosa investigación del ingeniero Ignacio Romero Ruiz arrojó la verdad sobre el proceso de vacunación. Preguntando se cómo es posible que a falta de vacunas, 21 estados están en semáforo amarillo, 8 en naranja y 3 en verde, que el número de contagios va a la baja, cuando sólo han sido vacunadas tres o cuatro millones de personas, el Romero llega a una conclusión que, por donde se le vea, es terrorífica: 

Desde luego que no se debe a la vacunación, tampoco a que gran parte de la población se confinó en sus hogares, en realidad el número de contagios es de entre 40 y 60 millones de mexicanos, que han contraído el virus y está construyendo lo que se denomina inmunidad de rebaño.  

Angela Merkel, opina, declaró al comienzo de la pandemia que se iba a contagiar el 80% de la población mundial, pero que un 90% de los contagiados apenas se darían cuenta del contagio, y serían portadores asintomáticos. Lo que pasa es que no se puede dar marcha atrás a la gran maquinaria productiva de los laboratorios. 

Tan fácil que sería que el gobiernito aceptara esta investigación seria, en vez de avergonzarnos con andar pidiendo limosnas de vacunas letales, inservibles, o andar en un proceso de vacunación que nadie sabe, a falta de monitoreo y de alguna cartilla, si la segunda dosis corresponderá a la primera que le inyectaron.  

¿Habrá un “mala copa” que rete al causante de todo? 

Esto huele a genocidio.  

Todo por las impertinencias del enano del tapanco en que todos paguemos las cuentas de la cantina.  

No faltará un «mala copa» que le exija dar la cara y salir a defenderse cuerpo a cuerpo, para darnos cuenta quién es este tipo bufo. 

¿No cree usted?