Emprendedora mexicana apuesta por producción de jitomate en invernadero
México/Notimex. Aguascalientes es un punto estratégico para la movilización de varios productos hacia importantes centros de consumo, como la Ciudad de México, Guadalajara, San Luis Potosí y Monterrey, de ahí que empresas manufactureras y ensambladoras de automóviles se han asentado en dicha entidad.
Esta vocación comercial representa también un amplio potencial para el desarrollo de agronegocios con técnicas que mejoren rendimientos y ofrezcan una mejor producción de alimentos, tanto para consumo interno como externo.
Margarita Díaz aprovechó esta oportunidad y hace ocho años estableció un invernadero para la producción de hortalizas, lo que la colocó como la primera mujer emprendedora de la región.
Desde el ejido de El Papantón, localizado en el municipio de Calvillo, la emprendedora generó un nuevo modelo de negocio para cosechar jitomate saladette bajo un ambiente controlado.
La medida permite aumentar la producción y generar condiciones más competitivas de comercialización que favorecen el desarrollo económico de esta región ubicada al poniente de Aguascalientes, manifestó en entrevista con Notimex.
En aquel entonces comenzó con una primera hectárea de invernadero con una inversión inicial, acompañada de financiamiento y la asistencia técnica de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND).
Con ese apoyo pudo impulsar su proyecto de agricultura y en la actualidad cuenta con un invernadero de 10 mil metros cuadrados, lo que le da una amplia ventaja competitiva frente a otros productores, quienes sólo producen durante ocho meses por las condiciones climáticas y a campo abierto.
Díaz sostuvo que el invernadero también le ha permitido triplicar su producción de jitomate, una hortaliza que este año enfrentó una situación compleja con el Departamento de Comercio de Estados Unidos y la reanudación de la investigación antidumping.
La elevada producción es porque los rendimientos pueden llegar a las 200 toneladas por hectárea, cuando en condiciones de temporal llega únicamente a 50 toneladas, e incluso reduce los riesgos de contaminación por plagas o enfermedades, explicó.
«Un invernadero permite obtener condiciones controladas de microclima para que las plantas se desarrollen correctamente, mientras resguarda los cultivos de lluvias, granizo, vientos fuertes y plagas.
«Los resultados han sido mejor de lo esperado», acentuó la emprendedora, al señalar que antes se tenía una producción mínima de jitomate y chiles poblanos -de 50 a 60 toneladas- debido a la vulnerabilidad de las condiciones de clima y los insectos.
«Ahora queremos seguir creciendo y vamos a construir la segunda nave de 10 mil metros, aquí al lado, y acudiré de nuevo a la financiera para lograr mi proyecto», expuso Díaz, quien pretende unirse con otras mujeres de la comunidad para trabajar en conjunto y contribuir al desarrollo económico de la población.
Acotó que ello dará oportunidad de comercializar la hortaliza más allá del mercado agropecuario de Aguascalientes, considerado el centro de comercio más importante de la entidad, y explorar nuevos establecimientos nacionales e internacionales, entre ellos Estados Unidos.
De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquero (SIAP), el estado de Aguascalientes produjo 44 mil 650 toneladas de jitomate durante 2018 y este cultivo presentó una Tasa Media de Crecimiento Anual (TMCA) de 20.5 por ciento en la última década.
Hasta octubre de 2019 se alcanzó una producción de 48 mil 755 toneladas en esta entidad, lo que representó un incremento de 18.8 por ciento con respecto al mismo mes del año previo.
El jitomate es una de las hortalizas de mayor consumo en México y es creciente su demanda en los mercados internacionales, al alcanzar un valor la exportación equivalente a casi dos mil millones de dólares durante 2018.
La hortaliza roja se ha colocado como el tercer producto agrícola de exportación, después de la cerveza y el aguacate.
Se estima que uno de cada dos jitomates mexicanos son consumidos en Estados Unidos, donde llegó cerca de 95 por ciento del total de las exportaciones mexicanas durante 2018.