Fenómeno migratorio fomenta multiculturalidad escritor mexicano

febrero 2, 2019

Tijuana/Notimex. El fenómeno migratorio resalta diversos beneficios, entre ellos la multiculturalidad que surge con la llegada de migrantes, además de fomentar la generosidad en la población receptora, consideró el escritor Maruan Soto Antaki.

El autor de las novelas «Casa Damasco», «La carta del verdugo», «Clandestino» y «El Jardín del honor», habló de este tema durante su visita a esta frontera, a donde acudió, además de estar en la ciudad de Mexicali, para presentar su obra “Pensar México”.

Además de hablar de eventos históricos del siglo pasado con migraciones chinas y sudamericanas, comentó en entrevista con Notimex, su perspectiva de otros éxodos recientes, en especial a esta frontera, como la de los haitianos y centroamericanos.

Desde esa perspectiva, el escritor nacido en Ciudad de México resaltó la actitud del mexicano cuando recibe a migrantes provenientes de otros países, por una parte muestra su generosidad hacia el exilio extranjero y por otra su actitud xenofóbica.

“Nuestra actitud hacia los centroamericanos siempre ha estado cargada de un ingrediente de racismo, que aparte es muy triste porque son los pueblos que más se parecen a nosotros”, señaló al referirse a la exaltación de ánimo generado recientemente.

En este sentido, y en franca referencia al comportamiento de algunos tijuanenses cuando rechazaron a los centroamericanos que llegaron a esta frontera en noviembre pasado, lo comparó con otros tiempos que se recibió a exiliados que huían de dictaduras.

En cuanto a la migración haitiana, dijo que “es un fenómeno que necesita una interpretación social y antropológica mucho más detallada porque lo que me ha tocado revisar he visto que también se le dio una apertura, pero también las razones de esa apertura”.

La migración haitiana, está “sí identificada como una población que funcionaba para los empleadores de ciertas maneras a partir de una concepción quizá de fuerza física, de preparación, de estudios que obedecían a la misma ruta del origen de esa migración”.

Pero al mismo tiempo, el escritor mexicano consideró que se debe asumir un comportamiento de autocrítica por parte del pueblo mexicano, especialmente en lo que refiere al comportamiento asumido en torno a la migración haitiana.

Es necesario, dijo, dejar de pensar que es un logro 100 por ciento mexicano la adaptación de los haitianos “porque el migrante, si bien necesita el apoyo de la población que recibe, también hay un esfuerzo gigantesco que es exclusivo de quien se esforzó”.

En el caso de la población haitiana, “es que también hubo un trabajo que se facilitó por parte de la sociedad”, pero además consideró que “dependió muchísimo de la valentía y el esfuerzo que hicieron los haitianos”.

En cuanto a lo que podrían aportar quienes arriban a Baja California y en el caso específico de Tijuana, puntualizó que es necesario cambiar ese concepto, no sólo por lo que respecta a esta región, sino al mundo en general.

“Hay que tratar de dejar de seguir usando el común denominador de qué aporta a esta región las migraciones. Creo que la visión esta del mexicanocentrismo, de repente nos impediría ver qué es lo que sucede en otras partes del mundo”.

En este sentido, aseguró que la migración en cualquier parte del mundo, “cualquiera, aporta primero, cuando se trata de una tragedia humanitaria; aporta la muestra de la generosidad de su pueblo, del pueblo que admite en cualquier caso”.

Pero no sólo tiene que ver con la generosidad de los pueblos receptores, sino que estos se benefician con lo que los migrantes traen consigo “después, que es lo que aporta ya en términos sociales y culturales a mediano y largo plazo: multiculturalidad”.

Lo mejor de las sociedades, de esta o de cualquiera, dijo, se da por la multiculturalidad, “que es el mismo principio con el que podemos empezar a ver lo que ocurre en otras partes del mundo, que es uno de los temas que trato de desarrollar en Pensar México”.

Más allá de seguir viendo este y otros temas desde el mexicanocentrismo, dijo, “nos tiene que relacionar en un planeta en que las cosas cada vez están más compartidas, donde la realidad de un país es afectada por la realidad también de otros países”.

Es necesario, insistió, dejar ese comportamiento de mexicanocentrismo, y empezar a tener otra perspectiva que se parezca a la que muestran otros países con procesos similares.

Eso se puede ver hacia el tema de migración, “por eso cuando hablamos de los derechos de los migrantes, son los mismos en todo el mundo y están establecidos por Naciones Unidas”.

Lo mismo es cuando se habla de los derechos humanos, al considerar que son los mismos en todo el mundo y los países se pusieron de acuerdo en ellos, “no hay una versión mexicana”. Y cuando se habla de democracia, dijo, “la democracia, si pensamos en la democracia liberal, es la misma en todo el mundo, no hay tipos de democracia”.

Refirió que cuando se habla del concepto democrático, “si bien hay elementos locales a cada población en el caso mexicano, seguimos pensando en la democracia que se entiende como el gobierno del diálogo, en cualquier parte del mundo”.

Lo mismo, cuando se habla de política, al considerar a política como instrumento de negociación para poder llevar a un resultado compartido “es la misma en todo el mundo”.

Señaló que los baluartes y razones y motivos del Estado “solamente se hacen más importantes a raíz de la mayor multiculturalidad que se tienen los países y este país, es un país brutalmente multicultural”.

Baja California es profundamente multicultural, dijo, lo cual le permite, sólo a partir de esa multiculturalidad encontrar las mejores virtudes de sus elementos que también terminarán en desarrollar en las mejores virtudes de un sistema político.

“Mientras sigamos sólo viendo al ombligo, pensando sólo a la mexicana, nos arriesgaremos a perder los beneficios de la migración, de ver cómo funciona la política en otras partes del mundo.