Fuera de rito, plantas pierden espiritualidad y son droga académico

El consumo de plantas llamadas de "poder" sólo de manera lúdica, sin considerar la parte ritual y espiritual, hace que se conviertan en drogas, consideró Juan Javier García, ingeniero agrónomo de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).

marzo 24, 2019

Mariángel Calderón/ México, 24 Mar (Notimex).Señaló la importancia de conservar los usos rituales de ciertas plantas y productos -como marihuana, peyote u hongos-, porque si se les utiliza únicamente con fines lúdicos y no para obtener conocimiento es cuando se pierde lo sagrado.

Una planta sagrada puede ser cualquiera que logre un cambio bioquímico, puede ser mental o físico, en las personas; “lo sagrado uno se lo confiere al considerar las raíces culturales y la cosmovisión de la que es originaria cada planta”, expresó.

Mencionó que las definiciones sobre una planta sagrada varían de acuerdo con la rama científica que las explica, sin embargo, en su opinión, es la parte cultural la que las define, sus orígenes, el respeto con que se consumen y la cosmovisión que las rige.

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Las definiciones de las plantas sagradas son muchas; en términos químicos son aquellas que tienen alcaloides como un principio activo y que causan efectos psicoactivos, lo que culturalmente las dota de un cierto valor espiritual, expuso.

“Lo sagrado de una planta es conferido por las personas, una planta puede curar enfermedades del alma, puede ser desde una manzanilla o yerbabuena. Lo sagrado existe en cada cosa que hacemos, en cada té o brebaje que se prepara, para nosotros una planta sagrada es a la que las personas dotan de cierto poder, de cierto valor y puede ser cualquier planta”, dijo.

A las plantas si se les consume con fines rituales y espirituales es común que se les llame medicina, en tanto que si se hace sin más intención que la de pasarla bien, quitándoles el valor sagrado, cultural, emocional y espiritual, entonces se les puede considerar drogas, subrayó.

Una droga es una extracción de plantas, minerales u otras sustancias que pasan por cualquier proceso de transformación, de manera que es cualquier sustancia química ajena al cuerpo que genera un cambio en la bioquímica interna de las personas.

Respecto a la marihuana expuso que en cualquiera de sus variaciones como sativa, índica y robusta mejoran la producción de cannabinoides que ya existen en el cuerpo.

En tanto los hongos y el peyote generan un cambio en la bioquímica cerebral que mejora la producción de neurotransmisores positivos; es decir, de serotonina, en el caso de los hongos, y dopamina, en el del peyote.

Así, cuando cada uno de esos productos regulan de manera respectiva niveles de serotonina, dopamina y endocannabinoides se genera un equilibrio en los pensamientos y la forma de sentir y percibir el mundo. A su juicio, “te vas a volver a equilibrar bioquímicamente a nivel de neurotransmisores para percibir el mundo, ese es el beneficio real de estas plantas”.

Anotó que, aunque existen otras propiedades estudiadas y probadas en diversas instituciones académicas y médicas, los beneficios de las plantas sagradas está en que logran que quienes las consumen vuelvan a experimentar un estado de reconexión con el mundo que les rodea.

Para Juan Javier García, “cuando falta un neurotransmisor es imposible disfrutar del mundo, lo que cura es la forma en la que se percibe el mundo, a partir de lo cual se curan los demás síntomas”.

El también especialista en herbolaria, fitoterapia práctica y plantas sagradas, también llamadas «de poder», destacó la importancia de conservar lo sagrado, así como sus usos rituales, de tal manera que quienes decidan consumirlas deben guardar ayunos, de alimentación y sexuales, así como acudir con una intención clara y con respeto a lo que se va a hacer.

Subrayó la importancia de acudir con personas portadoras de conocimiento sobre cada una de esas plantas, y al momento del consumo es necesario buscar la reconexión con la esencia del producto.

Sobre el hikuri, conocido como peyote de la cosmovisión wixárika, el espíritu que lo rige es el Gran Venado Azul, a quienes los wirras consideran como un hermano mayor que guió a la humanidad, que antes vivía en la oscuridad, hacia la luz del sol, para que iluminara el mundo. Ahora se le considera como un hermano mayor que guía cuando se está en la oscuridad, agregó.

Los wirras no son la única cultura originaria que utiliza esa cactácea, refirió, se trata de toda un área en el país en la que convergen distintas culturas, por lo que también es consumida por tepehuanos, coras y mexicaneros; cada cultura incluso la utiliza pero con cosmovisiones diferentes.

Mientras los hongos, cuyo uso se remonta a las sierras de Oaxaca pero se sabe que se consumen en diversas partes del país, se utilizan cuando las personas están distraídas o no se encuentran a sí mismas; se cree que logran restablecer una conexión de las personas con su entorno.