¿Golpe? No. La renuncia de Evo es otro distractor de la 4T

noviembre 11, 2019

Ningún analista que tenga dos dedos de frente, nadie que esté en sus cabales, puede admitir que los hechos de Bolivia fueron un Golpe de Estado.‎ Se ha tratado simplemente de una renuncia acordada, con reintegro. La Asamblea Legislativa deberá convocar a nuevas elecciones, en las que Evo Morales podrá participar.

La caída del sistema de conteo de votos cuando ya estaba el 85% emitido, con un margen insuficiente para evitar ir a la segunda vuelta, la pérdida del referéndum para volver a postularse en esa elección precipitó la serie de maniobras que pusieron a Evo de a pechito.

Sin embargo, si se lo permite el sano juicio de una sociedad irritada por todos los experimentos del Foro de Sao Paulo, la enorme corrupción que campea en las factorías mineras, los trastupijes electorales de la última elección, los asesinatos cometidos por el aparato de Evo contra los disidentes, el líder de los pobres bolivianos podrá regresar por la ¡Cuarta… reelección!

No está la Magdalena para tafetanes. La dimisión de Evo debe constituir una seria llamada de atención para el ala latinoamericana de «izquierda», que ya no encuentra la salida, pues si tira la toalla, el mánager le advierte que esto puede encabronar más al adversario. América Latina está en la encrucijada.

Se fue de laaaargo nuestra tradición de asilo político

Nuestra proverbial tradición del asilo político extendido desde siempre a los regímenes y líderes perseguidos por los Estados Unidos y otras potencias, parece que hoy se fue de largo. Extendió el beneficio supremo a una camarilla de gangsters que no han pasado la prueba de su pueblo. Una protección diplomática sobre una sombra autoritaria.

La definición del tirano, aceptada aquí y en China, reza: “persona que abusa del poder político y gobierna de manera totalitaria, sin limitaciones legales y, normalmente, actuando de forma corrupta y cruel, abusa de su superioridad, de su fuerza o de su poder en relación con los demás».

En todo el mundo se trata el asunto de Evo Morales como una vulgar dimisión. Nadie se atreve a asegurar que su integridad haya sido violada por fuerzas armadas o que miembros de su gabinete hayan sido torturados. Sólo nosotros no sabemos que al tratar de descender con su avión, ningún país vecino le ofreció cobijo, ni para aterrizar.

Hasta la madre de vejaciones, la sociedad echó a Evo

Evo Morales le ha dado al gobierno de la Cuarta Transformación el mejor pretexto distractor para esquivar el enfrentamiento directo con los sucesos de los últimos veinte días de pesadilla y de horror. Salirse por los pasillos como buen mataor, sin enfrentar al toro, demasiado marrajo. Era demasiado para un régimen acorralado y encasillado.

Los militares bolivianos que ya no quieren queso, saben cómo todos los de su profesión en América Latina que ya no tienen el respaldo serio para tomar los bártulos del poder. Es demasiado complicado contar sólo con el apoyo de verbis de un Imperio quebrado y sin pundonor político, como ya lo es el estadounidense. No está el horno para bollos.

Ni los militares venezolanos se echaron el trompo a la uña para poder derrocar al indeseable Maduro, contando sólo con esa divisa política. Ya no son los tiempos de la Casa Rockefeller, cuando bastaba un estornudo para callar y obedecer. La renuncia de Evo ha sido lograda por interminables manifestaciones y ayunos de la brava sociedad boliviana, hasta la madre de vejaciones.

Golpes de Estado, demodés. Hoy funciona el Golpe Silencioso

Lo que opera hoy es lo que con usted hemos venido platicando desde hace tiempo: el golpe silencioso, sin hacerla de tos, ni balazos. La paulatina segregación, el desplazamiento eficaz de los trúhanes del sistema, para ser sustituidos por otros que no tengan el cerebro tan gangrenado. Eso de los golpes de Estado ya pasó a mejor vida. No son rentables.

‎Porque, revisemos los últimos acontecimientos latinoamericanos: Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú renunció el año pasado, luego de que la oposición denunciara al gobierno por un intento de compra de votos a un legislador.

Hace cuatro años, antes de iniciar su segundo mandato, Dilma Rousseff fue destituida, luego de que el Congreso iniciara un proceso de juicio político por delitos de responsabilidad oficial. Había violado normas fiscales y maquillado los déficits de su administración.

Otto Pérez Molina renunció luego de que un juez girara una orden de aprehensión en su contra por delitos de corrupción. La Fiscalía lo acusó de asociación ilícita, cohecho y defraudación aduanera. La sociedad guatemalteca se le volteó en redondo… y pa’ fuera.

El Caudillo de la 4T, hoy está en la encrucijada por Evo

En lo que los mexicanos les llevamos sobrada ventaja es en eso de darnos autogolpes propiciatorios. Los enemigos de los molinos de viento, ésos que nos gobiernan en el Estado de Malestar tienen la piel muy delgada. Todos sienten que el único juicio que les queda es ser sentenciados por mártires de la democracia.

‎Y sí, efectivamente, después de la abdicación estatal frente al Chapito Ratón y de la masacre mal atendida de los LeBarón, más todas las sarracinas que se han acumulado estos días, sólo faltaba el caso Evo para completar el cuadro. Es demasiado para tan buenas personas, que sólo pierden el sueño por pensar en el país.

Porque el caso boliviano será sal en la herida para la nueva alineación de países latinoamericanos a los que el argentino recién electo ‎llamara el nuevo eje progresista, después de quedarse con nuestro préstamo del Fondo Monetario Internacional, consistente en billón y medio de pesos para comprar alimentos.

Si el propósito del Caudillo de la Cuarta Transformación era liderar ese grupo, hoy está en la encrucijada por Evo, quien se quedó con las ganas de su cuarta reelección. En México, eso de la Cuarta suena ya a chunga; todos la han convertido en albur.

Lo importante y urgente, resolver los problemas de casa

La lección que deja el caso boliviano es muy simple: háganle caso al pueblo, a sus dos dedos de frente y pónganse a resolver lo urgente y lo importante en casa, antes de acudir a todos los velorios como candiles de la calle. Esas son simplemente distracciones y evasiones de la realidad, de la terca realidad.

Primero, seguridad, alimento, empleo, salud, obras multiplicadoras de empleo, seriedad, aplicación real de la justicia y ya no andar azuzando charales, es lo de hoy y lo de siempre.

El que vea otras prioridades, más vale que sea atendido por un psiquiatra.

¿No cree usted?