Hallan entierros humanos asociados a la intervención francesa

Los restos humanos fueron asociados a esta época, luego de estudiar un hueso iliaco con un agujero de bala

marzo 24, 2022

Ciudad de México. Arqueólogos mexicanos hallaron entierros humanos asociados a la intervención francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, entre 1862 y 1867, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Los hallazgos se realizaron en el Templo de San Francisco Javier. 

A través de un comunicado, el INAH detalló que el Templo de San Francisco Javier, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, ha tenido diversos usos desde su construcción a mediados del siglo XVIII. Inicialmente fue la capilla de un colegio jesuita, también fue parte de un hospital provisional, prisión e incluso escenario de la resistencia mexicana durante la Intervención Francesa.

Desde enero realiza acciones de salvamento arqueológico en este inmueble, donde se ha recuperado un grupo de entierros humanos, los cuales en su mayoría podrían estar relacionados con las epidemias decimonónicas y, especialmente, con la época de la invasión francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, entre 1862 y 1867“, precisó la dependencia.

Los especialistas del INAH dedujeron que los entierros humanos están relacionados con esa época debido a que uno de los hallazgos fue de un individuo masculino que conserva un agujero de bala en el hueso iliaco izquierdo, lo que se teoriza que el hombre falleció en plena guerra contra Francia.

A lo anterior se suman otros materiales descubiertos –suelas de zapatos, botones de ropa y una cruz de metal que una mujer debió portar como collar–, los cuales se estima corresponden a la segunda mitad del siglo XIX“.

Asimismo, a partir de la asesoría del historiador del Centro INAH Puebla, Jesús Joel Peña Espinosa, se sabe que el Templo de San Francisco Javier fue usado como fortificación por los combatientes republicanos tras el avance francés sobre los fuertes de Loreto y Guadalupe, en 1863. La resistencia se trasladó al poniente de la ciudad, donde se ubica el recinto que recibió entonces el nombre de Fuerte de Iturbide.

Sobre los restos del individuo con huella de bala, la antropóloga física Lizbeth Chicas Martínez, señaló que este debió fallecer debido al impacto en el abdomen, “ya que seguramente atravesó órganos importantes, y por la época era poco probable que una persona sobreviviera con un proyectil dentro del cuerpo”.

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El equipo de especialistas ha identificado, hasta ahora, seis entierros primarios y dos secundarios (uno con seis individuos y otro con catorce). Será hasta la conclusión de los trabajos en campo y el análisis en laboratorio que podrán determinarse el sexo, la edad y otras características de los individuos.

De acuerdo con el grupo de expertos, el cual también es asesorado por el antropólogo físico del Centro INAH Puebla, Zaid Lagunas Rodríguez, se observa que de los seis depósitos primarios, cinco son masculinos y uno femenino. Todos son adultos y, al menos, sobrepasaban los 25 años al momento de fallecer.

Para los investigadores, este universo de entierros es una oportunidad para adentrarse en las prácticas funerarias de la antigüedad. En el templo, por ejemplo, se aprecia que la mayoría de los entierros en posición anatómica –primarios– manifiestan haber tenido ataúdes.

Un caso contrario es el de un hombre que yacía debajo del transepto norte, cuyo entierro únicamente estaba delimitado con cal, de allí que se cree que murió antes de 1850, año a partir del cual se tiene registro del uso habitual de féretros para las inhumaciones en la ciudad de Puebla.

Otro contexto de interés es un depósito que contiene restos de individuos menores de 15 años, encontrado en el transepto norte del inmueble; una de las hipótesis plantea la posibilidad de que allí existiera un altar dedicado a un santo vinculado con la niñez.