Instituciones de salud, sin estrategia para atender alcoholismo
Redacción/El Demócrata. Jorge Sánchez Mejorada Fernández, coordinador del Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (Cendhiu) de la Universidad Veracruzana (UV), señaló que los centros de atención al alcoholismo, como Alcohólicos Anónimos (AA), carecen de estrategias para atender este problema de salud pública.
La tarde del miércoles 17 de noviembre se realizó el Webinar “Uso responsable vs. Uso perjudicial”, organizado por el Cendhiu en el marco del Día Nacional Contra el Uso Nocivo del Alcohol, y fue transmitido por Facebook Centro Centinela Cendhiu.
En la mesa de diálogo participaron también: José Manuel Castrejón Vacio, de la Universidad Hebraica; María Guadalupe Ávila Rosas, del Cendhiu, y Paulina Beverido Sustaeta, investigadora adscrita al Instituto de Ciencias de la Salud de esta casa de estudios.
José Manuel Castrejón comentó que el concepto de alcoholismo está cargado de estigma y negación pues se piensa que el alcohólico debe ser recluido como una persona con problemas mentales o toxicológicos, cuando en realidad es un problema de salud pública.
Esto demuestra, a nivel social y de salud pública, que no es un tema relevante, excepto en el discurso; es un tema negado por el consumidor, su familia y las políticas públicas.
“Ha derivado en el rechazo por la sociedad y por las instituciones de salud; por ejemplo, cuando una persona intoxicada por alcohol intente ingresar a un centro de salud u hospital le dirán que no hay espacio para su atención, su estado no se reconoce como un problema de salud pública.”
Sánchez Mejorada dijo que es un problema de salud pública real, al ser la primera causa de discapacidad y una de las primeras causas de muerte, además de estar presente en los casos de violencia intrafamiliar y de violencia de género.
De acuerdo a encuestas nacionales sobre adicciones, mencionó que entre cuatro y cinco millones de personas tienen problemas con el abuso en el consumo de alcohol, de ahí que sea relevante educar, prevenir y atender la problemática.
A la pregunta ¿cómo identificar que una persona es dependiente del alcohol?, indicó que principalmente está perder –de manera frecuente– el control en la cantidad que se bebe; incrementar las ocasiones de consumo y perder el control de las cosas que se dice y hace, lo que puede ser problemático para familiares y amistades.
“Cuando el consumidor se molesta por los comentarios respecto a que tiene problemas con el alcohol, esto nos indica que ya hay un desarrollo de la dependencia al alcohol.”
Ante este problema, las instituciones de salud –en términos generales– y las de seguridad social –en particular– no han desarrollado una estrategia realmente adecuada y sistemática para el tratamiento, es así que surgieron centros de atención como Alcohólicos Anónimos (AA), basado en el método de los 12 pasos para llegar a la raíz de los problemas emocionales que subyacen en el alcoholismo.
José Manuel Castrejón mencionó que al día de hoy se tienen 14 mil grupos integrados a la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos; sin embargo, si se sumaran las otras organizaciones que basan su tratamiento en el modelo de los 12 pasos, hablaríamos de más de 20 mil lugares que brindan un servicio gratuito, lo que supera en mucho a los centros de salud que hay en el país.
“Se han convertido en una respuesta de la sociedad para atender la problemática, se ha creado una red de servicios con tratamiento accesibles.”
Las personas alcohólicas, advirtió Jorge Sánchez Mejorada, no recuperarán la posibilidad de consumir alcohol saludablemente porque su cerebro se adaptó al exceso, queda una huella neurológica, pero sí se puede recuperar y rehabilitar su vida en muchos sentidos. “Abstinencia no es igual a recuperación y sobriedad”, subrayó.
Factores protectores y de riesgo
María Guadalupe Ávila habló de los factores protectores y de riesgo durante la adolescencia. Respecto a los primeros, comentó que en esta etapa se han detectado algunos que evitan el abuso en el consumo del alcohol, se encuentran a nivel individual, familiar, escolar, comunitario y regional.
A nivel individual el principal factor es el de autoestima, tener una valoración alta de sí mismo ayudará a tomar decisiones correctas; le siguen la capacidad para resolver los problemas que se presentan en la vida y el manejo adecuado de los niveles de estrés.
“La familia tiene un papel importante, debe fijar reglas claras sobre el consumo de alcohol, construir un puente de comunicación abierta y, sobre todo, apoyar a los jóvenes en sus sueños, metas y proyectos de vida.”
En cuanto a los factores de riesgo, explicó que son aquellos que aumentan la probabilidad del consumo en exceso como: la baja percepción de riesgo que tienen los jóvenes al beber alcohol, con el argumento de que puede dejarlo cuando quieran, y la familia que asume actitudes permisibles ante el alcohol.
“Es importante prevenir el consumo entre los jóvenes, informar desde el nivel Primaria sobre los riesgos a corto y largo plazo; como familia podemos informarnos y establecer una buena comunicación con los hijos.”
Dijo que debe tenerse claro que las causas en el consumo de alcohol son multifactoriales; no debe satanizarse a las bebidas embriagantes pues forman parte de la cotidianidad, pero sí debe educarse y mostrarse los efectos que ocasiona en el organismo.
Beber responsablemente
Paulina Beverido expuso que beber de manera responsable implica consumir bebidas embriagantes sin dañar la salud, las relaciones personales y familiares, los estudios o el bienestar emocional.
De acuerdo con informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen límites diferentes para hombres y mujeres sobre las cantidades a consumir. Para los varones, plantea no más de una copa por hora, no más de cuatro por día y no más de 12 por semana.
En el caso de las mujeres, no más de una copa por hora, no más de tres al día y no más de nueve a la semana. Explicó que para ellas se aconseja consumir menor cantidad de alcohol por tener menor agua en el cuerpo pues los niveles de alcohol en la sangre serán mayores y la pondrán en mayor riesgo.
“A veces se bebe alcohol porque no sentimos más a gusto, estamos en buen ambiente, nos desinhibe socialmente, pero muchos jóvenes lo consumen para intoxicarse y no para disfrutar el sabor de la bebida.
”Esta intoxicación es causa de muchos daños en su persona, a nivel físico y emocional, como pueden ser peleas, problemas en las relaciones familiares o de pareja. A mayor cantidad de alcohol, mayores riesgos tendrán.”
Finalmente, dijo que se acerca el muy conocido Maratón Guadalupe-Reyes y recomendó a la comunidad universitaria, principalmente a los jóvenes: conocer sus límites en el consumo de alcohol; comer mientras beben, si tiene el estómago vacío la absorción será más rápida; no tomar rápido, sólo una copa por hora; no aceptar invitaciones cuando no se tienen ganas de salir; no consumir en establecimientos donde vendan bebidas preparadas.
“Recuerden que el principal propósito de fiestas y reuniones es convivir y no emborracharse. Mientras se siga la recomendación de la OMS no dañaremos nuestra salud.”