Juguetes artesanales, negocio a punto de desaparecer

Las creaciones chinas desplazan a lo tradicional

enero 6, 2020

Juan David Castilla Arcos. Xalapa. Clemencia Jiménez Ravelo nació en una familia dedicada a la fabricación y comercialización de juguetes artesanales.

Tiene 21 años y este 2019 le tocó estar a cargo de uno de los dos únicos puestos montados en la Feria del Juguete, misma que año tras año se realiza en el Centro Deportivo Ferrocarrilero.

Durante más de diez años ha laborado en dicho lugar. Su familia es especialista en la elaboración de juguetes de madera.

Tienen su pequeña fábrica en el estado de Puebla y la época decembrina es la temporada fuerte para su negocio.

Viajan aproximadamente cinco horas para ofertar su mercancía en esta ciudad capital.

Cada año, en diciembre, viajan a la capital del estado para instalar su puesto en la feria del juguete.

El negocio es colorido. Lucen los yoyos, trompos, camiones, guitarras, sonajas, carros, aviones, juegos de sala, cocinas y demás artículos.

“Nosotros lo hacemos prácticamente, durante todo el año estamos trabajando para poder venir acá en esta feria”.

JUGUETES CHINOS DESPLAZAN LO TRADICIONAL

Clemencia cree que sus ganancias se han visto afectadas por la gran venta de juguetes chinos en el mercado.

Los juguetes electrónicos: las tabletas, los celulares, los videojuegos y demás juguetes son los más demandados por las nuevas generaciones.

“Con el avance de la tecnología los niños han tenido mayor acceso a lo que es el internet, lo que conocen son los videojuegos”.

Lo anterior ha originado que algunos artesanos del estado vecino abandonen su actividad.

“La innovación de los juguetes ha ido creciendo bastante, nuestros compañeros comerciantes, ven que las ventas han bajado dejan de fabricar y seguir vendiéndolo”.

La joven continúa vendiendo entre 15 y 18 juguetes de manera al día en la feria mencionada.

“Los precios son baratos y accesibles para la gente. Por ejemplo, un yoyo te cuesta 30 pesos”.

Los juguetes van de los 20 a los 380 pesos, dependiendo de su tamaño y la complejidad de elaboración.

Aunque dice que su actividad se ha complicado por la crisis económica, Clemencia asegura que continuará en negocio familiar para garantizar que no se pierda la tradición.