«La gran ceguera de México es vivir en puras apariencias de poder, dinero y dominio», afirma Arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong
Yhadira Paredes | Xalapa, Ver.- «La gran ceguera pública que se tiene en México es porque se vive en puras apariencias de poder, de dinero, de dominio, pero nunca se ve el corazón», sostuvo el arzobispo de la Arquidiócesis de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong, quien consideró que terrible cuando figuras hablan de diferencias externas y no ven el interior de las personas.
En la homilía de este domingo desde la Iglesia Catedral Metropolitana de Xalapa, el prelado católico llamó a ver a todos los seres humanos más allá del color de piel, nivel socioeconómico, cultura, sino desde el corazón.
En el cuarto domingo de Cuaresma señaló que se debe decidir entre la libertad de caminar como hijos e hijas de la luz o caer en vivir como hijos e hijas de las tinieblas y del mal.
“Todos los dramas humanos son así, cuando hablamos en México de la corrupción, la mentira, la violencia, de la muerte, del mal, son obras de las tinieblas es la reproducción de quienes viven en las tinieblas y nosotros no somos ajenos a ello, porque muchas ocasiones no vivimos de acuerdo a lo que somos, hijos de la luz, en la bondad, sin hacer el mal, desear el mal contra nadie”.
Destacó que se vive en una sociedad con una cultura de mentiras, pues se tienen autoridades en el país, servidores públicos, gente de relevancia pública, con alcance en la vida social, política, artística y deportiva, que se dedican a mentir y multiplicar mentiras, un ambiente en donde todo es falsedad.
“En este tiempo de Cuaresma, vamos a pedir al señor, a movernos en lo que debemos ser, seres de luz (…) pero hay muchas acciones de Dios, de la iglesia, invitaciones a cambiar, pero estamos como si nada, indiferentes, como un hecho más, una palabra más, negamos el bien, la verdad, la bondad”.
Finalmente, llamó a la feligresía católica a evitar justificar las malas acciones, con el pretexto de que así lo hace la mayoría, no apoyar a quienes buscan el bien y no cambiar la forma de actuar.