La orfandad acercó a Sergio Pitol a la lectura
A un año de su muerte, el escritor es recordado por amigos y colegas
México/Notimex. Entre anécdotas sobre su amistad con grandes autores, su pasión por viajar y el profundo amor que sintió por su perro, esta noche fue recordado el escritor Sergio Pitol, a un año de su muerte.
En la sesión solemne organizada por la Academia Mexicana de la Lengua, el narrador, ensayista y poeta Adolfo Castañón compartió que Sergio Pitol fue un niño muy lector y es que a la edad de seis años quedó huérfano, encontrando consuelo en la lectura.
“A los 15 o 16 años él ya había leído muchos autores pues frecuentaba la biblioteca de Jorge Cuesta, en Córdova, Veracruz, a la cual llegó gracias a su amigo Antonio Cuesta Marín. Ahí descubrió un gran mundo y sobre todo a la literatura de los escritores que ahora ponemos bajo el rótulo de los contemporáneos”, comentó Castañón.
En compañía de la escritora y periodista Margo Glantz y del director de la Academia Mexicana de la Lengua, Gonzalo Celorio, el ensayista detalló que entre los autores que ahí leyó destacan Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Salvador Novo y Alfonso Reyes.
De este último autor, dijo, “Sergio Pitol escribió la reseña de su libro ‘Memorias de cocina y bodega’, que publicó en la revista “Medio Siglo” en 1953”. Y cuyo texto compartió esta noche en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Sobre el escenario, en el que se situaban los ponentes, se observaba en primer plano un retrato de Pitol, un narrador que en sus textos habla lo mismo del amor que de la traición, de la lealtad y de la búsqueda de la verdad, entre otros temas.
En su oportunidad, su entrañable amiga Margo Glantz ofreció -con gran emoción- una semblanza de Pitol, como amigo y como escritor.
“Fue mi mejor amigo, con él conversaba de noche, intercambiábamos textos y chismes, criticábamos a los amigos. El amigo con quien hablaba de nuestros proyectos y de nuestros viajes, de política, con quien iba a la ópera, con quien tanto viaje, con quien compartí decisivas amistades (..) con el que veía películas clásicas. Un amigo con quien discutía de literatura y me leía sus textos”, comentó.
De acuerdo con la escritora, el 12 se abril de 2018 recibió casi al mismo tiempo una foto de la máquina de escribir de Franz Kafka y la noticia de la muerte de Sergio Pitol.
“Un presagio, una metáfora, un paradigma, una gran tristeza, una añoranza. Él pertenece a una generación de escritores que se están extinguiendo como le sucede ahora a las ballenas y a los elefantes”, expuso la escritora.
Mesurada con cada una de sus palabras que entre líneas debaja ver la gran admiración y el cariño que le sigue teniendo, Glantz comentó que hace cerca de dos años fue a Xalapa con Mario Bellatin a visitar a Sergio Pitol. “Fue la última vez que lo vimos”, anotó.
Por momentos la escritora lucía sonriente al leer los recuerdos que le trajo esa visita, pero en otros exaltó la tristeza que la embarga la muerte de su gran amigo.
“En ese ocasión me tomó de la mano y me mostró los retratos de varios de sus escritores preferidos (…) también estaba yo. Un montaje que mi hija Lina había hecho cuando cumplí 80 años mi rostro en el cuerpo de una artista de cine de los años 50, señaló mi retrato y me abrazó con mucho cariño y solo pudo pronunciar sonidos inarticulados, pasamos con él tres días entrañables”, evocó entre sentimientos encontrados.
Luego de ofrecer un texto riguroso sobre su destacada obra, Margo Glantz cedió la palabra a Gonzalo Celorio, quien además de reconocer la gran pasión que ambos narradores imprimieron en sus textos, dio por concluido el homenaje a Sergio Pitol, académico, editor, diplomático, creador de la biblioteca de la Universidad Veracruzana y traductor de autores clásicos.