Lino y el Infonavit

noviembre 11, 2022

En el año 2002 y con el sueño de tener casa propia comenzó la historia de Lino con el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, la trama del caso se da con un litigio hipotecario de más diez años en donde la propiedad fue rematada y adjudicada al Infonavit, sin embargo, el pasado ocho de noviembre, en un juzgado civil de Veracruz tuvimos la dicha de presenciar un desenlace muy feliz, Lino recuperó su vivienda y el Instituto obtuvo la satisfacción del pago.

Veinte años después de haber firmado aquel contrato con el que jamás hubiera creído todo lo que le esperaba por vivir, y tras el anhelo que compartimos millones de mexicanos asalariados con acceso a los créditos Infonavit para poder dar a nuestras familias un techo en donde desarrollar con dignidad nuestras vidas.

Poco importa al momento de contratar que de mínimo nos esperan 30 años de pagar mensualmente la letra de la casa (sin atrasos), o que, si los intereses serán altos, (total mas caro es pagarle la renta al casero) menos atención ponemos en aquellos imponderables del destino con los que se puede ver truncado el plan de mantenernos al corriente en el pago, aún en contra de nuestra voluntad. Aspectos todos de los que no nos ocuparemos por ahora, pues lo que tenemos por contar merece un apartado especial. 

Es el caso que Lino, llega al Barzón hace poquito mas de tres años, gracias a la campaña de edictos de remate, como le hemos denominado a las cartas que vía servicio postal o mensajería particular hacemos llegar a todas aquellas personas cuyas viviendas aparecen anunciadas a la venta en una lista de remates judiciales. 

Así al revisar el expediente pudimos percatarnos que sobre la cuenta en moratoria se había iniciado ya un litigio hipotecario que había prácticamente concluido con la venta y adjudicación en pago de la deuda al Instituto, faltando solo el tiraje de la nueva escritura y en su momento la desocupación; sobre la marcha y después de diversas reuniones con Infonavit para recuperar la vivienda, se llegó a la conclusión que a la fecha no existen dentro del esquema de cobranza social o diverso, algún apoyo o programa que permita que todos aquellos acreditados en el caso concreto de Lino, es decir con juicios concluidos y viviendas rematadas puedan volver a su dueño original, pues el esquema actualmente aplicable es que mediante procesos que se definen por un área específica las viviendas sean desplazadas nuevamente a la venta inmobiliaria. Sin contar con la certeza del tiempo que ello ocupe, y tampoco con la garantía que será el trabajador quien salga beneficiado con la venta, cuyo precio partirá de un avalúo vigente al momento en que se celebre la operación.

El caso atípico representa una gran área de oportunidad que merece mucho diálogo, mucha atención, conocimiento y compromiso social por parte del Instituto para poder brindar una solución justa, en pago y en seguridad jurídica para quienes se encuentren en este supuesto en específico. 

No fueron pocas las gestiones, reuniones y diálogos que sostuvimos con el Instituto a fin de poder llegar a una solución que pusiera fin a veinte años de angustia e incertidumbre para la familia de Lino pues, aunque en la Delegación de Veracruz encontramos la voluntad de resolver, no así las facultades para generar una solución que prácticamente no existía para estos casos. 

Afortunadamente la autorización para poder pagar llegó de la Ciudad de México en el mes de marzo de este año, y para el mes de mayo la cuenta estaba saldada pues Lino tuvo durante todo este tiempo, a pesar de las adversidades la previsión de juntar dinero para llegado el momento pagar, como en su caso aconteció. Restando solo trámites notariales, administrativos y judiciales para concluir el caso.

Siempre será motivo de felicidad cuando se logra el objetivo de rescatar el patrimonio de los trabajadores y sus familias, todas las historias, tienen sus momento de tensión y en algunos casos hasta de desesperanza, y angustia por lo que parece imposible de lograr, pero al final todos nos dejan la especial lección de que con mucha fe, resistencia, conocimiento y previsión se puede lograr lo justo. Una vez más ¡Sí se pudo!

Tampoco sería justo dejar de dar las gracias a los funcionarios del Infonavit en Veracruz que nos ayudaron a que esto fuera posible, al tiempo y paciencia brindados para Lino y su familia, a todos ellos, gracias por la solidaridad y ética mostrada en el legal desempeño de sus funciones.

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