Loco sueño: la separación de Veracruz

enero 7, 2020

No pregunten de cuál fume o tomé. No pruebo licor desde el año pasado y nunca he fumado. Este extravagante sueño ocurrió en víspera del Día de Reyes. Aquí va:

Aparece de pronto solemne un gobernador en la Plaza Lerdo ante miles de personas. No es Cuitláhuac,  ni Yunes ni Duarte. Tampoco de Morena, ni del PAN ni del PRI.

–Señoras, señores, jóvenes, amigas, amigos de todas las condiciones sociales, nuestro estado es rico en petróleo, ganadería, agricultura, pesca, bosques, ríos; posee extenso litoral y sol esplendoroso durante casi todo el año.

Prosigue tranquilo, sereno:

–Somos más grandes y ricos que muchos países del continente y de otras regiones del mundo.

Hace pausa y lanza  revolucionario anuncio:

–A partir de hoy nos declaramos estado independiente, libre y soberano. Cerramos fronteras, emitiremos nuestra propia moneda y estableceremos relaciones diplomáticas, comerciales y de toda índole  con el resto del mundo.

–Cultivaremos más café, maíz, naranja, limón, caña, arroz, frijol, tabaco, papá, piña, vainilla. Explotaremos la madera y por cada árbol talado plantaremos tres. Exportaremos pescados, mariscos, ganado, miel, agua y, sobre todo, produciremos y venderemos gas natural y energía solar fotovoltaica a México y otras naciones.

–Crearemos una policía fuerte y capaz, expulsaremos a los grupos delincuenciales, erradicaremos la violencia. Habrá cero tolerancia en impunidad y corrupción.

–Estamos preparados para presiones políticas y económicas venideras. No nos doblegaremos. Somos ocho millones de veracruzanos dispuestos a luchar para salir del atraso, marginación y miseria ancestrales.

Sentencia contundente el orador:

–A nuestra capital, llena hoy de baches y automóviles en angostas calles, con miles de desempleados y economía deprimida, colonias pobres con servicios públicos insuficientes y deficientes, donde mafias  criminales extorsionan, cobran derechos de piso, secuestran, violan y matan, la transformaremos en ciudad paradigmática, limpia y atractiva para sus habitantes, para turistas nacionales y extranjeros.

Y remata: 

–Este deseo lo haremos posible con apoyo de todos ustedes. Varios países han podido. Nosotros también. Veracruz es de y para los veracruzanos.

La experiencia onírica continuó. De repente  vemos un Veracruz distinto, con amplias y seguras  carreteras y autopistas, un moderno ferrocarril transístmico de Salina Cruz a Coatzacoalcos.

A punto de concluir el sueño, exclama vehemente alguien entre la delirante multitud:

–¿Estás demente? No te dejarán. Vendrá el ejército. Te acusarán de traición y de paso a nosotros. Despierta o tu desvarío terminará en pesadilla.