No para «El Misil» con sus entrenamientos

abril 10, 2020

Fernando Hernández/Deportes. Rodeado por la naturaleza, en el pueblo familiar, en Actopan, alejado de la contaminación y de las grandes ciudades. Ahí, al lado de sus padres, Diego López Díaz trabaja para no perder ritmo y mantener el enfoque hacia los Juegos Paralímpicos.

«El Misil» xalapeño tiene que acostumbrarse a su nuevo espacio, porque no hay fecha para que vuelva a nadar en una alberca de distancia olímpica (50 metros). Hoy tiene que hacerlo en piscinas de ocho y 15 metros. Aún así entrena entre cuatro y cinco horas diarias.»Están a unas cuantas rodadas, ahí hacemos trabajo de agua estático, por la tarde hago ejercicios de gimnasio con la rutina que me mandaron desde México para poder estar estos días.»Sí ha sido complicado porque me ha hecho falta estar con el equipo, extraño bastante entrenar allá con mis compañeros. Es curioso, porque luego me quería salir del Paralímpico y ahora lo extraño, es raro (risas)», confesó.

Diego ata su cuerpo a una liga especial para trabajar en agua y en lugar de entrenar distancias lo hace mediante tiempos y entrenamientos específicos estando estático.»Son series de 10, cinco o dos minutos, o submarinos, entonces hacemos las adecuaciones con lo que tenemos. En la alberca corta hago trabajo submarino, a la otra voy para hacer lo estático, me estoy acoplando a lo que tengo.»

Mi entrenador Fernando Gutiérrez Vélez me manda el entrenamiento diario y le reporto lo que estoy haciendo y tratando de hacerlo lo mejor posible para no perder nada de toda la preparación y desarrollo que hemos tenido en estos meses y años, que es muy difícil volver a tener», detalló.Aunque por momentos aparece la tristeza por la situación mundial que existe, López Díaz también reconoce que le ayuda estar entre la naturaleza.»En la mañana hasta oigo cantar a los pajaritos, algo que en la ciudad (México) no se puede, porque no se ve ni un rayito de sol. Trato de ayudar a mi papá en lo que se puede, estar distraídos, luego me acuesto en la hamaca a dormir, o vemos películas y después a entrenar.»Estoy también tratando de cuidarme, que está muy difícil, porque al estar acá sí se me antojan mucho las cosas que venden en comida y aparte hay pan del bueno (risas)… Porque es mi debilidad, pero trato de hacerlo», finalizó.