Regresa el público a la Zona Arqueológica El Tajín
El sitio patrimonial reactivó su horario de lunes a domingo, de 10:00 a 15:59 horas
Ciudad de México. Tras una larga pausa de dos años, debido a la contingencia sanitaria por Covid-19, la Zona Arqueológica El Tajín, ubicada en Papantla, Veracruz, el sitio abrirá de lunes a domingo, de 10:00 a 15:59 horas; se busca que las personas que ingresen a esta última hora puedan hacer su recorrido cómodamente en una hora y salir del lugar a las 17:00 horas.
El costo de cada boleto es de 85 pesos, con gratuidad para alumnos y maestros con credencial vigente, adultos mayores, menores de 13 años, jubilados, pensionados y personas con discapacidad. Los domingos el acceso es libre para el público nacional y extranjeros residentes en el país.
Este ansiado regreso a la actividad en la antigua ciudad totonaca se hizo además con servicios renovados en el Área de Atención a Visitantes del sitio, bajo custodia de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Entre los trabajos efectuados a la Área de Atención a Visitantes están la instalación de señalética en las taquillas y el vestíbulo de acceso a la zona arqueológica El Tajín, y de delimitadores personales en los sanitarios, adecuando así los espacios bajo las medidas de prevención dictadas por las autoridades sanitarias federales.
⇒ De igual modo, en el área de recepción al público se implementó un nuevo sistema de perifoneo, el cual permite transmitir las recomendaciones de sanidad a las y los visitantes en tres idiomas: español, inglés y totonaco.
La Zona de Monumentos Arqueológicos El Tajín inició su reapertura parcial en febrero, y total, durante el equinoccio de primavera; en el lugar labora 50 trabajadores y aproximadamente 600 personas que dependen de ella para la venta de productos, afiches y servicios turísticos.
El Tajín fue una importante urbe cuyo apogeo se dio entre los años 600 y 900 d.C., durante el periodo Epiclásico; su abandono se extendió hacía el año 1200. En su esplendor la ciudad tuvo una población de más de 18 mil personas y abarcó mil 221 hectáreas.
Dentro del emplazamiento pueden conocerse monumentos notables por su arquitectura y simbolismo de tipo calendárico, como la emblemática Pirámide de los Nichos, y los edificios Y e I, los cuales resaltan por el uso de tecnologías poco usuales en la época mesoamericana, tales como el uso del concreto, que facilitó a los constructores levantar edificios con losas intermedias y más de dos pisos.
Con la reapertura de la Zona Arqueológica El Tajín no solo se contribuye a la reactivación económica, sino que también se fortalecen los vínculos identitarios entre el sitio patrimonial y la población local totonaca que la reconoce como un legado de sus ancestros y un patrimonio vivo.