Resistir a la opresión y al mal gobierno de la 4T

marzo 18, 2020

Los ideólogos de la Corta Transformación están extenuados. Han sido vencidos por el Caudillo, quien pudo haber sido inspirado en sus propuestas iniciales de gobierno. ‎La reducida lista de quienes se han significado por defender los planteamientos esenciales del régimen se hace cada vez más breve, ante la abdicación de quienes pretendieron se les tomara en cuenta.

Especialmente Alfredo Jalife, un profundo conocedor de las condiciones actuales del mundo‎ y de las implicaciones que tiene el entramado de las relaciones internacionales, acaba de expresar en una estación de radio de Villahermosa su decepción con el gobierno y la desesperación que invade a quienes trataron de ayudarlo.

La medida tomada por Jalife debería ser seguida por quienes aún se empeñan por dejar la piel en el camino de la defensa de lo imposible, y más aún de lo insoportable. Ya demasiados osos se hacen a diario en la mañanera y en los mítines de los lugares más apartados de la geografía nacional tratando de justificar lo que es un auténtico desastre.

Ackerman, Romo, Sánchez Dávila: “lo que diga el Presidente”

Y, de otra parte, John Ackerman ‎insiste en meterle la mano a las ternas finales de suspirantes al fraude de las nuevas elecciones internas en el Instituto Nacional Electoral, bajo argumentos falaces que sólo llevan a afirmar la voluntad de un solo hombre en la calificación del proceso intermedio que se avecina.

Alfonso Romo, otro de los ideólogos –éste lo sería del sector privado– se ha cansado de dar muestras de una abyección supina, incluso regando el tepache frente a los diputados, reconociendo que ya le da hueva estudiar los protocolos para elaborar las agendas de gobierno y aún para enterarse de las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas.

La pobre Olga Sánchez Dávila insiste en elaborar, desde la Secretaría de Gobernación, una credencial patito para votar, que no ha resistido las más elementales pruebas de seguridad y de confiabilidad a que han sido sometidas por todos los concursantes. Todo parece indicar se prepara un fraude descomunal.

Respecto a la consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes, el Caudillo ya echó marcha atrás. Una de las fórmulas que lo llevaron al triunfo electoral ha sido descalificada por el mismo que la propuso. Igual pasa con la famosa iniciativa aprobada para la revocación del mandato que hoy está estancada y sepultada bajo los bombardeos mediáticos de la casa presidencial.

Epigmenio Ibarra confunde a la gimnasia con la magnesia

Epigmenio Ibarra, tan respetado hasta hace poco como productor de documentales críticos, hoy presta la pluma para torcer los argumentos que el mismo Caudillo utiliza contra sí mismo‎ y el buen Epigmenio saca de ellos resultos decididos a convertirse en pasto de todas las fieras del análisis semántico.

La última contribución del buen Epigmenio no tiene desperdicio: «La derecha conservadora hace hoy en México cosas esencialmente repugnantes. Anclada en el más rancio anticomunismo, revive los tiempos de la guerra fría… no escatima recursos, no respeta reglas:

La mentira, sigue diciendo Epigmenio, las campañas de odio, el sabotaje económico, la exacerbación de la incertidumbre y el miedo, el trabajo de zapa en las Fuerzas Amadas, la infiltración en los movimientos sociales, las acciones violentas en las calles que buscan provocar una reacción represiva del gobierno, la coordinación con el crimen organizado ‎al que alientan a perpetrar masacres de alto impacto…

“Nada la detiene. No tiene escrúpulos ni límites. Quiere sepultar al Presidente bajo una pila de cadáveres. Recuperar el poder es su objetivo. Lo quiere ya, sin esperar siquiera a las elecciones intermedias, ni aceptar el reto que lanzó el propio Presidente de acelerar el proceso de revocación del mandato.

“La democracia es, para esa derecha, sólo una coartada para mantenerse en el poder y pasarse la estafeta entre iguales. Si ya se robó una vez la Presidencia por qué no habría ahora de tumbar a un Presidente que sigue siendo para los conservadores ‘un peligro para México’.

“Me tildaran de loco, dice Epigmenio, ya lo sé. Pero desde aquí alzo la voz y llamo a estar alertas, a desarmar con la razón y la organización a los golpistas, a defender la paz que queremos construir y la democracia que apenas conquistamos. Si nos quieren vencer que sea limpiamente, en las urnas». Hasta aquí la cita del buen Epigmenio.

Resistencia a la opresión es un derecho inmanente a toda sociedad

Real y penosamente lamentable es la condición de paniaguado de la Corta Transformación. Increíblemente difícil que no dejen ni ayudarlos. No se puede y no se debe. Ya ha sido demasiado.

Ha llegado el momento de recordar que la resistencia a la opresión es un derecho inmanente a toda sociedad política organizada. Rebelarse ante un régimen denegador de los derechos y garantías ciudadanas, que quebranta las orientaciones políticas del cuerpo electoral que lo escogió para la conducción del país, es casi una obligación.

La resistencia política constituye un fenómeno central en la caracterización de la historia de la civilización. Sus diversas implicaciones están presentes de forma casi ininterrumpida en sus discursos legendarios hasta nuestros días. Sin embargo, no ha sido suficiente la atención teórica que desde las ciencias de la política y del derecho ha merecido.

Reformar, cambiar o abolir a un gobierno cuando no cumpla sus fines

Es preciso recordar que la Declaración de Derechos de Virginia señalaba en su artículo III «Que el gobierno debe ser instituido para el común beneficio, la protección y seguridad del pueblo, nación o comunidad; que de todos los modos y formas de gobierno, la mejor es la que sea más capaz de producir el más alto grado de felicidad…

… y seguridad, y esté más eficazmente garantizada contra el peligro de la mala administración; y que cuando un gobierno resulte inadecuado o contrario a estos fines, la mayoría de la comunidad tiene el derecho indubitable, inalienable e indefectible de reformarlo, cambiarlo o abolirlo del modo que juzgue más apropiado para el bien público.”

No cumplir los mandatos del gobernante cuando lastimen la dignidad

La Carta Magna inglesa de 1215, reconocía en su artículo 25 a un Comité de Resistencia, compuesto de 25 barones “con el derecho de intervenir contra el rey, en caso de transgresión jurídica de éste».

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada por los representantes del pueblo francés el 26 de agosto de 1789, establece en su artículo 2 que » el fin de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión».

En 1949, se publicó la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, incluyéndose el derecho de resistencia que se daba a todos los habitantes para enfrentarse a los gobiernos que tratasen de violentar la dignidad de los seres humanos.

Esta disposición puede analizarse en dos dimensiones: la primera se refiere al derecho que los alemanes tienen de no obedecer al gobernante que le ordene realizar algo contrario a la dignidad; la segunda, como una prerrogativa que da el derecho de no obedecer, pero también la obligación de no cumplir mandatos contrarios a la dignidad de los seres humanos.

Ideólogos y hasta el “epidemiólogo” arrastrados por el Caudillo

Aquí, hasta Hugo López-Gatell –quien por supuesto no es ideólogo y, al parecer, tampoco epidemiólogo– ha sido arrastrado por la “fe” del Caudillo.

Sus loas a la “fuerza moral” de AMLO no vacunan a la población.

Y sí. La necedad del Caudillo ya arrastró a sus ideólogos.

Y a su “epidemiólogo”.

¿No cree usted?