Tecnología e intimidación

enero 5, 2024

La fórmula perfecta para el robo de tu dinero depositado en banco es esa, el uso de tecnología para robar tu información y poder acceder con ella a tus cuentas, y la intimidación suficiente, para obligarte a hacer lo que te piden sin pensar en si la llamada o mensaje proviene del banco o no.

Ya sabíamos que si recibes una llamada del banco tengas cuidado, porque puede no ser del banco, porque los bancos no llaman, y que jamás des tus datos mucho menos tus contraseñas.

Por lo menos la llamativa publicidad desplegada por la Asociación de Bancos de México (ABM) nos ha reiterado que, nadie que llame supuestamente de tu banco puede pedirte el número de token, de nip, el número del reverso de tu tarjeta, la clave de cuatro dígitos de tu tarjeta, o pedirte que le des acceso a tus datos.

Lo que sí pueden pedirte es nombre completo, fecha de nacimiento, confirmar el correo electrónico, dirección, número de teléfono o el registro federal de contribuyentes conocido como, rfc.

Bueno, eso ya está claro y considero estamos más alertas a sentir desconfianza de cualquier llamada que tenga por fin, engancharnos con la idea que alguien está cometiendo o tratando de cometer un robo de nuestro dinero y que para “proceder a cancelar o bloquear las operaciones fraudulentas” es necesario que contestes unas preguntas, y des un par de datos.

Esa ingeniería social hace que los clientes bancarios cuelguen en lugar de dar la información que se pide. Pero, por supuesto que la delincuencia no se iba a quedar corta de imaginación al momento de idear una nueva modalidad de estafa, en donde ya no tengan que pedir tus datos, y para colmo, usando esa misma campaña en donde te reiteran que ellos no te están pidiendo datos pues no tienen por qué hacerlo.

Apenas comienza el año y ya comienzan a llegar al Barzón, casos de este tipo que se registraron el año pasado, los cuales son lamentables y seguramente van en ascenso, por ello me propongo contarles cómo es que ahora se dan este tipo de estafas.

Pues resulta que te llega un mensaje de texto a tu celular, en donde te alertan sobre un cargo a tu cuenta y te piden comunicarte a una línea telefónica de la Ciudad de México, para poder resolver el problema.

La persona contactada entre en pánico y llama a la línea, ya en ella, le comienzan a hacer preguntas, de las que sí están permitidas, y le piden enseguida descargar una aplicación desde donde le van a guiar para que ella misma resuelva el problema sin necesidad de recabar sus datos.

Entonces la víctima procede a descargar la aplicación, justamente en el dispositivo móvil en donde tiene descargada su banca móvil, mientras se mantiene en la línea telefónica desde otro teléfono para recibir las instrucciones.

Los delincuentes le irán guiando y diciendo en qué momento ingresar sus contraseñas números nip, claves dinámicas token para poder operar las supuestas aclaraciones y salvar su dinero.

En todo momento la persona que se mantiene del otro lado de la línea le intimida de hacerlo con rapidez y de no dar aviso, ni colgar o interrumpir la llamada para completar el proceso antes de que los ladrones les vacíen la cuenta.

La víctima entra en un proceso de estrés y pánico por saber que puede perder todo su dinero y no duda en hacer todo lo que le dicen, porque al fin y al cabo, no está proporcionando contraseñas y tampoco está dando sus datos a un tercero, que lo es la persona con quien atiende la llamada.

Así obtienen el acceso a las cuentas y desde ahí hacen transferencias a cuentas de las que el usuario no tiene ni idea, pero está autorizando desde la app que descargó.

Una vez perpetrado el robo le dicen que espere dos horas y que no vuelva a abrir la aplicación móvil del banco y que borre la app recién descargada. También que no llame al banco hasta que quede terminado el proceso, es decir, transcurridas las dos horas, tiempo en el cual la víctima se percata que fue víctima de un fraude.

Que el hampa se modernice se entiende, y que nos diga lo que queremos escuchar también, pero; quién y cómo obtiene nuestros números, y saben qué tipo  y número de cuenta tenemos sin ser parte del banco?

Muy raro, ¿no le parece?

 

 

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