Trump vuelve a las andadas. En campaña y contra México

octubre 14, 2020

Hay verdades enterradas que siempre han sido válidas. No las conoce quien no se ha tomado la molestia de haber leído un solo libro o de no haber escuchado un consejo. Entre ellas sobresale aquella que reza que el hombre es lo que es; nunca cambia en su esencia desde la infancia hasta la muerte física. Sólo cambian algunas características de su personalidad. 

Un niño inteligente llegará a ser un viejo inteligente, lo mismo que un niño miedoso, lo será siempre. Y así se aplica a todos los rubros del carácter. Es muy difícil que estos perfiles puedan ser cambiados por el sólo paso del tiempo. Son una especie de genotipos inalterables que acompañan siempre al humano. 

Cuando alguien está impedido para discernir esta diferencia se encuentra siempre perdido en la toma de decisiones. Principalmente por ignorancia. Lo errático siempre va de la mano con la imposibilidad de comprender hacia dónde tiene que ir el camino correcto, o al menos el inequívoco, ése que debe estar del lado de la lógica y de la intuición. 

Las nuevas generaciones no aprenderán de los errores 

Esta fórmula sencilla puede lograr las grandes diferencias en la convivencia humana. Para no dejarse atrapar por las apariencias, para no ser pasto de las moralinas recurrentes, para enfrentar la corrupción y la mentira. Para saber que la grandeza no es producto de la copia. Para entender que el conocimiento es la clave para entender el pasado y afrontar el futuro. 

Incluso, para no confundir la erudición con la cultura; para que lo esquemático y superficial no se imponga sobre la autenticidad y la resolución acertada, para que la sabiduría no sucumba ante la ideología y para que los saltos espectaculares y efímeros no triunfen sobre el equilibrio. 

Si se confunden los rasgos esenciales del adversario, las nuevas generaciones no pueden aprender de los errores. Seguirán justificando al verdugo, enaltecerán la esclavitud y se rendirán incompetentes ante el fracaso, renunciarán a la plenitud de la vida… y cuando lo entiendan serán demasiado viejos en un mundo demasiado joven. 

Las libertades de los gobernados son su obstáculo 

El hombre no cambia en su esencia. Sólo se acomodan algunos perfiles de su personalidad. Es algo que siempre se ha sabido, y que inconscientemente olvidamos, y algunos nunca sabrán. Desafortunadamente, entre los que nunca lo sabrán se encuentran quienes tienen el futuro del mundo en sus manos. 

Esopo conocía el alma humana como todos los grandes de su tiempo. La tan citada parábola del escorpión y la ranita ha dado la vuelta al mundo en todos los idiomas‎ y aun así hay quienes no la conocen o fingen demencia. Su aplicación en el terreno político es sumamente elocuente por sí misma. Se le puede aplicar a un sinfín de mentecatos.  

Y es que los estultos no saben diferenciar las dignidades, menos las libertades. Para ellos cuesta lo mismo mandar sicarios a eliminar a cualquiera que ose sustraer lo que ya habían visto como suyo. Las libertades de los gobernados son un obstáculo insoportable para sus inmundicias. Creen que todos deben arrodillarse ante sus majestades. 

Nadie puede, ni debe, resistirse a sus conductas corruptas 

Desde hace cientos de años los estudios y análisis clínicos sobre el comportamiento y la caracterología de los mediocres y de los tiranos, han puesto en evidencia su escasa catadura intelectual. Revelan la pobreza de su formación, su desconocimiento del entorno y su escasa ralea para entender el desenvolvimiento de la realidad. No ofrecen un sólo ángulo que mueva a compasión.  

‎Casi en un santiamén de dos años, México se ha convertido en una dictadura feroz. La divisa generalizada es sólo apropiarse de lo que es de los demás. Con un añadido macabro: nadie tiene derecho, según ellos, a vivir fuera de sus redes de complicidad, ni a reprochar el pantano de sus truculencias, pues todo se hace en nombre de una ilusoria transformación. 

Nadie puede, ni debe, resistirse a sus conductas corruptas. El que lo haga, pierde la vida o, mínimo, termina en la cárcel. El que denuncia sus complicidades o trapacerías está de antemano fuera del mundo. Su ferocidad es cobarde. Y así aquí abajo como allá arriba, en el norte del Continente. 

Lo único que les importa son los halagos banales 

Los que se creen exageradamente importantes tienen la sensación de que están en el centro de todo, de ser necesarios, imprescindibles, y tener la última palabra sobre todos los aspectos de la vida. Por eso son más frágiles y perecederos. El límite de la percepción humana es la timidez y la cortedad de la inconsciencia que poseen los tiranuelos. 

Individuos que no tienen piedad ni por sus debilidades, que se han acostumbrado a reírse de sí mismos, aunque en sus errores vayan de por medio grandes tragedias, pues lo único que les importa son los halagos banales de los interesados de ocasión, porque encuentran siempre a quienes buscan lo mismo. 

Modernos analistas del tema han llegado a la conclusión de que ordinariamente la importancia personal se alimenta de sus sentimientos, que pueden ir desde el deseo de caer bien, ser aceptados por sus iguales, hasta la petulancia y el sarcasmo. La importancia personal exagerada es un veneno implacable. Son un freno para la acción política y para la vida en comunidad.  

Son peores que los asesinos de la SS en Auschwitz 

‎Cuando una persona con esa caracterología, como Donald Trump, se encuentra desesperado, es capaz de todo eso y más. A unas semanas de haber loado en la Casa Blanca a los gobernantes mexicanos, vuelve a las andadas, como todos lo habíamos previsto. No ha cambiado un ápice su actitud ante los sumisos hemisféricos.  

Si alguien llegó a convencerse que a partir de esa marrullada todo iba a ser miel sobre hojuelas, simplemente se equivocó, ha podido más su genotipo antropológico. Una nueva andanada contra los migrantes, la necesidad del Muro fronterizo, la deportación de los dreamers, la represión contra los esforzados mexicanos que sostienen en gran medida su sistema de vida, se acelera en su ansia de remontar una batalla electoral que para muchos pareciera estar perdida. 

Una reforzada narrativa sobre el terrorismo de los carteles mexicanos de la droga, y el combate a muerte, que implica arrasar con todas las garantías incluso de ciudadanos pacíficos, está en puerta. ‎Trump vuelve a sostener que tanto los enemigos de turbante y los dueños soberanos del petróleo y de las materias primas esenciales para el proceso productivo, son los verdaderos enemigos del Imperio. 

Que son peores que los asesinos de la SS en Auschwitz, como el primer paso para instalar nuevamente la paranoia electoral, la misma que fracasó en el terreno arancelario, en la intolerancia migratoria, en las condiciones del león en el intercambio comercial con todos los países del mundo. 

Y sí, allá y acá estamos en manos de locos de atar 

Y el Occidente no puede esperar que el paranoico Trump llegue a descubrir enemigos peores que la Wehrmacht, los camisas pardas de Mussolini, los kamikazes japoneses y los narcotraficantes mexicanos. 

No podía ser de otra manera. El electorado de la basura blanca es implacable en sus afanes supremacistas. Y el forma el núcleo central del embate. A partir de ahora, se viene la lucha que tendrá que comprobar en campo contra todas las organizaciones que sólo subsisten porque el sistema corrupto estadunidense lo exige. 

‎El hombre no cambia en su esencia.  

Estamos en manos de locos de atar. 

¿No cree usted? 

Índice Flamígero: En su primer mitin después de enfermar de Covid-19, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump aseguró la tarde del lunes más reciente que soldados mexicanos vigilan la frontera entre ambas naciones. “Hay 27 mil soldados mexicanos protegiendo nuestra frontera y lo están haciendo porque, si no, el costo del muro iba a incrementar”, aseguró en un evento ante simpatizantes en Sanford, Florida. Agregó además que planea implementar un nuevo impuesto para vehículos que crucen la frontera desde México hacia los Estados Unidos. A tres semanas de las elecciones, el mandatario insistió en que México está pagando el muro fronterizo y aseguró que construyen diez millas de valla divisoria por día, de acuerdo con la cadena Univisión. “Bajo mi liderazgo hemos logrado la frontera más segura en la historia de Estados Unidos, que estamos terminando. Está siendo terminada. Es tan hermosa. Espera a que la veas. Espera a que la veas. Unos cuantos meses más”, expresó durante el encuentro que realizó en el Aeropuerto Internacional Sanford.