Urgente financiación para atender la demanda alimentaria y nutrición en el mundo
julio 26, 2024
Una de cada 11 personas en el mundo que equivale a alrededor de 733 millones de personas pasaron hambre en 2023, señala el Informe 2024 sobre Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el mundo (SOFI) publicado por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas.
El hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición siguen aumentando en muchos países de todo el mundo, lo que afecta a millones de personas, especialmente en las zonas rurales, donde la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria están muy arraigadas. Son las mujeres, los jóvenes y los Pueblos Indígenas, los que se ven afectadas de manera desproporcionada.
La inseguridad alimentaria afecta más a las mujeres que a los hombres, aunque la brecha de género decreció en 2023. A escala mundial, la diferencia en puntos porcentuales en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave entre hombres y mujeres disminuyó de 3,6 en 2021 a 2,3 en 2022 y siguió cayendo en 2023 hasta situarse en 1,3.
La prevalencia de la inseguridad alimentaria también es sistemáticamente más alta en las zonas rurales que en las urbanas, mientras que la prevalencia en las zonas periurbanas en comparación con las zonas rurales difiere de una región a otra.
De mantenerse las tendencias actuales, unos 582 millones de personas estarán crónicamente subalimentadas en 2030, la mitad de ellas en África,
Los conflictos, la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos, las desaceleraciones y recesiones económicas, la falta de acceso a las dietas saludables y su inasequibilidad, los entornos alimentarios poco saludables y la desigualdad alta y persistente siguen generando inseguridad alimentaria y malnutrición en todo el mundo.
El Informe se da a conocer en el marco de la reunión ministerial en el Brasil del Grupo de acción del Grupo de los Veinte (G-20) para la Alianza mundial contra el hambre y la pobreza, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Expone que la lucha contra las desigualdades y la garantía de dietas saludables asequibles y accesibles para todos pide una financiación mayor y más rentable, con una definición clara y estandarizada de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Por eso el tema del informe de este año es: “Financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas”.
El Informe da cuenta de un estancamiento de los niveles de hambre durante tres años consecutivos, por lo que están muy lejos de alcanzarse el Objetivo 2, de Cero Hambre para el 2030 como se fijó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se destaca que la situación no es la misma en todo el mundo, el hambre se agravó en África, se estabilizó en Asia y se redujo en América Latina y el Caribe, donde 41 millones de personas pasaron hambre.
La anemia ha aumentado entre mujeres de 15 a 49 años
A pesar de algunos avances en ámbitos específicos como el retraso en el crecimiento y la lactancia materna exclusiva, un número alarmante de personas sigue enfrentándose a la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Además, la prevalencia de la emaciación entre los niños no ha experimentado mejoras importantes, mientras que la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años ha aumentado.
Del mismo modo, las nuevas estimaciones de casos de obesidad en adultos muestran un alza constante en la última década, del 12,1 % (2012) al 15,8 % (2022). Las proyecciones indican que en 2030 habrá en el mundo más de 1 200 millones de adultos obesos. La doble carga de la malnutrición —la coexistencia de desnutrición junto con sobrepeso y obesidad— también ha aumentado en todo el mundo en todos los grupos de edad. La delgadez y la insuficiencia ponderal han disminuido en los últimos dos decenios, mientras que la obesidad ha crecido acusadamente.
Para Alvaro Lario, presidente del FIDA poner fin al hambre y la malnutrición exige que invirtamos más, y de forma más inteligente. Debemos introducir en el sistema nuevos fondos procedentes del sector privado y recuperar el apetito de la época de la pandemia por una ambiciosa reforma financiera mundial que consiga financiación más barata para los países que más la necesitan.
Catherine Russell, Directora Ejecutiva del UNICEF considera que se debe incrementar urgentemente la financiación, las tasas mundiales de retraso del crecimiento infantil se han reducido en un tercio —55 millones de personas— en las dos últimas décadas, lo que demuestra que las inversiones en nutrición materno-infantil dan sus frutos.
Sin embargo, en todo el mundo, uno de cada cuatro niños menores de cinco años sufre desnutrición, lo que puede provocar daños a largo plazo.
“Un futuro sin hambre es posible si somos capaces de aunar los recursos y la voluntad política necesarios para invertir en soluciones probadas a largo plazo.
Pido a los líderes del G-20 que sigan el ejemplo del Brasil y den prioridad a una acción mundial ambiciosa contra el hambre y la pobreza”, afirmó la Cindy McCain, Directora Ejecutiva del PMA.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, refirió: “Los avances que hemos logrado en la reducción del retraso del crecimiento y la mejora de la lactancia materna exclusiva demuestran que los retos a los que nos enfrentamos no son insuperables.
Debemos utilizar esos logros como motivación para aliviar el sufrimiento que millones de personas padecen cada día en todo el mundo a causa del hambre, la inseguridad alimentaria, las dietas no saludables y la malnutrición.
El Informe señala que la falta de acceso económico a dietas saludables continúa siendo también un problema crucial, que afecta a más de un tercio de la población mundial.
Con nuevos datos sobre los precios de los alimentos revela que más de dos 800 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en 2022.
Esta disparidad es más pronunciada en los países de ingresos bajos, donde el 71,5 % de la población no puede permitirse una dieta saludable, frente al 6,3 % en los países de ingresos altos. En particular, la cifra descendió por debajo de los niveles prepandémicos en Asia y en América del Norte y Europa, mientras que aumentó sustancialmente en África.
El Informe hace recomendaciones concretas relativas a la manera de obtener financiación para lograr la meta del Hambre cero y hacer mejor uso de dicha financiación y esperan que sirvan de inspiración a los gobiernos, asociados y partes interesadas y orienten su actuación.
Se presenta en vísperas de la Cumbre del Futuro que se celebrará en 2024 y de la