UV tiene en resguardo delfines fallecidos en Boca del Río
diciembre 23, 2021
Redacción/En Contacto. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) cedió en resguardo a la Universidad Veracruzana (UV) los tres delfines de la especie manchado pantropical (Stenella attenuata) que murieron varados en la playa Penacho del Indio, en el municipio de Boca del Río.
El varamiento ocurrió la madrugada del lunes 20 de diciembre y autoridades del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV) dieron cuenta a una de las especialistas en la materia de la UV, la académica Ibiza Martínez Serrano, del Laboratorio de Hidrobiología de la Facultad de Biología, región Xalapa, quien coincidentemente se encontraba muy cerca del lugar. Ella, a su vez, dio parte a la Profepa.
Fue una manada de alrededor de nueve delfines los que estuvieron varados, de los cuales tres murieron y el resto logró regresar al mar. Se trata de una especie muy gregaria, que siempre tiene un líder –generalmente un adulto o adulta mayor– que les guía en todos los aspectos: navegación, búsqueda de los recursos alimenticios, evitar depredadores, entre otros.
De acuerdo con testigos del suceso, el grupo completo varó y fueron las propias personas que casualmente estaban presentes en ese momento en la playa quienes les apoyaron para volver al mar; sin embargo, no fue posible hacerlo con toda la manada.
De hecho, cuando Ibiza Martínez llegó al lugar todavía estaba cerca el subgrupo que se salvó y le fue posible apreciarlos a la distancia.
La también coordinadora de la Maestría en Ciencias Biológicas, apoyándose en el Protocolo de Atención para Varamiento de Mamíferos Marinos –cuyas decisiones se toman por la autoridad federal a partir del conceso de la comunidad científica–, revisó los cuerpos y determinó que no tenían ninguna lesión ni evidencia de interacción con actividades humanas.
“Mi veredicto fue que el guía se perdió con el viento. A veces cuando hay mucho viento las corrientes cambian y desubican.”
La científica estimó que la guía era una hembra, toda vez que de los tres organismos muertos, dos eran machos y una hembra adulta. Por fortuna, en el subgrupo que logró volver al mar había otro adulto, que en teoría asume el papel de guía.
“Pienso que a la hembra le empezó a fallar el sistema de ecolocalización y a eso se le agrega un estímulo externo –viento y cambio de corriente–; creo que se perdió, se fue hacia la playa, todos la siguieron y esa es la razón del varamiento.”
La ecolocalización es un sistema que para su explicación merece mención aparte, pero en términos generales es un radar que tienen varios animales como los delfines y murciélagos.
Es tal su eficiencia que el estudio de la ecolocalización de los murciélagos sirvió de modelo para adaptarlo a los submarinos –de los medios de transporte más utilizados en la Segunda Guerra Mundial.
“Emiten una señal que rebota en los objetos y regresa con información: a qué distancia está tal objeto o animal, cuál es su densidad. Este sistema es muy eficiente, incluso se dice que pueden detectar, por densidad, hembras grávidas (embarazadas).”
El resguardo
De acuerdo con la entrevistada, cuando se dan las muertes por varamiento no siempre se logra llegar al lugar de los hechos de manera inmediata y encontrar los cuerpos aún frescos. En esos casos lo que se hace es sólo enterrarlos y quizá, previamente, tomar algunas muestras para determinados análisis.
Favorablemente para la comunidad científica, en esta ocasión fue posible llegar cuando los tres organismos aún estaban frescos, de ahí que los hayan trasladado a las oficinas PNSAV, donde hay congeladores adecuados para mantenerlos en buenas condiciones.
Acto seguido, la Profepa dio en resguardo los tres ejemplares a la UV: dos al Instituto de Investigaciones Biológicas, específicamente al científico Eduardo Morteo Ortiz, y uno más a la Facultad de Biología, a través de la propia científica Ibiza Martínez, para fines didácticos.
La entrevistada adelantó que para enero plantean hacer una necropsia al delfín y estudiar sus órganos, tal es el caso del contenido estomacal, lo cual es una rica fuente de información: qué parásitos intestinales tienen, qué comen, si tienen metales pesados, entre otros aspectos.
“Nos servirán con fines de investigación y a mí en particular me interesa la docencia. ¡Imagínense una práctica de laboratorio que consista en abrir un delfín!, para los estudiantes y para nosotros es una oportunidad, porque no es lo mismo que verlo en los libros o en la presentación de PowerPoint”, expresó la académica.
El tiburón cigarro
Ibiza Martínez especificó que si bien los tres organismos no presentaban rastro de actividad humana, dos tenían mordidas de tiburón cigarro (Isistius brasiliensis), lo cual también es información para la comunidad científica abocada a estos temas.
“Son registros indirectos de la biodiversidad de la zona. Por la disposición de la boca y dientes es el que más fuerza tiene a la hora de morder, dada la densidad.”
Este tiburón de aguas profundas se alimenta de peces grandes: ballenas, delfines, atunes, marlín, entre otros tiburones, y ataca por emboscada. Al tener una boca redonda, su mordida es una suerte de sacabocado en el cuerpo de la presa –un círculo perfecto– mas no es causa de muerte, a menos que se trate de una cría.
El hecho de que dos de los delfines presenten una mordida de esta naturaleza es un dato interesante, “porque nos dice que en el hábitat de los delfines también hay este tipo de tiburón, es un registro indirecto”.
Estos delfines, si bien son comunes en el Golfo de México –y específicamente en Veracruz–, viven muy alejados de la costa, están en aguas profundas y las mordidas indican que ahí también conviven con tiburones cigarro.
Para concluir, la entrevistada expresó su satisfacción por la colaboración que se logró en este suceso por parte de autoridades municipales, de la Marina, del PNSAV –del Consejo Nacional de Áreas Protegidas–, de la Profepa, medios de comunicación y naturalmente la UV, con un papel preponderante.