Virus de Epstein-Barr, principal desencadenante de la mononucleosis
- Se reporta su distribución en casi 90 por ciento de la población mundial
- Egresada de la Maestría en Laboratorio Clínico de la UV estudió su prevalencia entre estudiantes universitarios
- En la investigación participaron 91 alumnos de la Facultad de Bioanálisis, región Xalapa
Xalapa. Pamela Escobar Castillo, egresada de la Maestría en Laboratorio Clínico (MLC) de la Universidad Veracruzana (UV), desarrolla la investigación “Seroprevalencia del virus de Epstein-Barr y la asociación con linfocitosis y linfocitos atípicos en una población de estudiantes universitarios”.
A nivel mundial casi un 90 por ciento de la población padece del virus de Epstein-Barr, al que se relaciona con el desarrollo de varios padecimientos, entre ellos la esclerosis múltiple, pero también es el principal desencadenante de la mononucleosis infecciosa o “enfermedad del beso”, que se disemina y contagia a través de la saliva.
Este padecimiento se presenta principalmente en jóvenes entre 15 y 24 años de edad, y la infección puede desencadenarse por la sobre estimulación del sistema inmunológico.
Algunos de los síntomas son: fatiga, fiebre, dolor de garganta, linfopatías y elevación de parámetros de la linfocitosis y linfocitos atípicos.
Pamela Escobar, quien trabaja como técnica académica adscrita a la Unidad de Servicios Analíticos en Salud de Bioanálisis (USASB), de la Facultad de Bioanálisis de la UV, se centró en este estudio bajo la dirección de Yolanda Cocotle Ronzón y Omar Lagunes Merino, académicos de la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB) de esta casa de estudios.
Para ello, en 2019 convocó la participación de estudiantes de Bioanálisis para la toma de muestras sanguíneas y así determinar la prevalencia de este virus del cual existen pocos estudios epidemiológicos, y que se propaga más entre adolescentes y adultos jóvenes por las recurrentes relaciones sociales y sentimentales.
En total, 91 universitarios intervinieron en el estudio, el cual determinó la presencia de la linfocitosis y una elevación de linfocitos atípicos, en un 81 por ciento de la población analizada.
Sin embargo, no hubo una correlación estadística entre la presencia del virus y la elevación de los mismos, pero 24 pacientes sí presentaron esos criterios clínicos que describen la mononucleosis infecciosa originada por el virus de Epstein-Barr.
“Con este trabajo se pudo observar que la población ya había tenido la infección, es decir, los anticuerpos pueden ser de una infección pasada que quedó como una huella inmunológica.”
Simultáneamente al estudio, se ofreció una plática de información a los estudiantes sobre los síntomas y características de la enfermedad, así como del virus.
La pandemia por la COVID-19 impidió la ampliación del análisis, por lo cual se espera que, en un futuro, el estudio se pueda realizar entre estudiantes de otras facultades de la UV.
Un virus poco estudiado
Escobar Castillo señaló que la transmisión del virus de Epstein-Barr tiene que ver con factores socioeconómicos y con la edad. Ataca dos células, principalmente: los linfocitos B y las células de orofaringe (garganta).
Una vez adquirido, el virus queda latente dentro del organismo y cuando hay desequilibrios o depresión del sistema inmunológico existe mayor probabilidad de que se desarrolle.
El tratamiento para la mononucleosis infecciosa es paliativo, a base de reposo, pues los síntomas son muy parecidos a un resfriado o gripe común.
La universitaria compartió que, según un estudio de investigadores de la Universidad de Harvard, existe una asociación del virus con la esclerosis múltiple, ya que los portadores tienen un 32 por ciento mayor de probabilidad de desarrollar esta enfermedad que afecta el cerebro y la médula espinal.
También se relaciona con otros padecimientos como los síndromes linfoproliferativos, caracterizados por la proliferación anormal de linfocitos, mismos que protegen contra infecciones.
Es importante mencionar que hay muy pocos estudios epidemiológicos relacionados con el virus. A nivel estatal o nacional habrá uno o dos, de ahí la necesidad de obtener datos e información sobre cómo se desarrolla o cuántas personas presentan la infección.
En países como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Asía sí los hay, pero en América Latina y en México es escasa.
“Es importante tener datos específicos, en este caso de la región de Xalapa, para que haya un mayor conocimiento sobre la infección”, destacó.
Pamela Escobar agradeció a los directores de su tesis, presentada el pasado 18 de enero, por los resultados obtenidos que aportan al conocimiento epidemiológico de la enfermedad.
Espera cursar un doctorado relacionado con ciencias de la salud para continuar con investigaciones sobre el virus, pues considera que no se ha tomado en serio.
La encargada del área de Bioquímica Clínica de la USASB propuso que dentro del Examen de Salud Integral (ESI), cuyo objetivo es valorar el estado de salud y los principales factores de riesgo de los estudiantes de nuevo ingreso, se haga una determinación de anticuerpos del virus que ella investiga.
Respecto a la MLC, expresó que ha contribuido a un mejor desempeño en el ámbito laboral, ya que la mayoría de los egresados de esta primera generación trabajan en laboratorios clínicos.
“Da la certeza de hacer bien las cosas, de tener los conocimientos para desarrollarse como un profesionista de calidad dentro del laboratorio clínico.”